Vibrante, ingenioso, atípico Huston
En 1954, entre un peso pesado (Moulin Rouge) y un peso gallo (Moby Dick), John Huston rodó un peso pluma de rabioso atractivo. La burla del diablo es fruto de materiales aleatorios, no tiene gérmernes previos, directrices concretas ni parece que se preocuparan mucho por darle forma específica. Pero el resultado es vibrante, ingenioso y provoca una genuina satisfacción cinematográfica.Nos cuenta una historia embarullada a más no poder, pero poco importa eso si se tiene en cuenta que su esqueleto es el del cine negro mismo, siempre un bosque de enrevesadas ramas, o más concretamente una parodia del cine negro perpetrada por uno de sus maestros, el autor de El halcón maltés y La jungla de asfalto. Lo insólito empieza desde el inicio un matrimonio que pretende partir a África para vender aspiradoras. Pero cuatro gánsteres -más de guardarropía que de Chicago, la verdad-, una rubia enigmática y su falsamente aristócrata esposo, un árabe enamorado de Rita Hayworth y la mezcla de toda esa humanidad provocan un lío de mil demonios que convertiría esta película en un disparate si no fuera porque Huston sabe convertir un disparate en película.
Este enredo viene de una novela de James Helvick cuyo guión rechazó Huston, llamando más tarde nada más y nada menos que a Truman Capote para que lo volviera a escribir, Humphrey Bogart olfateó buen cordero, se apuntó al ágape y contribuyó en la producción. Y el rodaje empezó entre una camaradería envidiable, sin guión (Capote escribía por las mañanas lo que se filmaría por las tardes), pero con muchas ganas.
La burla del diablo, claro está, fue un estrepitoso fracaso, pero es una película arrolladoramente divertida, parodia del género, burla del diablo Huston. Gran parte de su atractivo reside en la capacidad de sus actores. Hay que entrar en La burla del diablo en buen estado de predisposición, empezando nosotros mismos a tomárnoslo todo a chacota. Así uno la goza enormemente.
La burla del diablo se emite por TVE-1 a las 22.20
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.