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Qacha Qamba,

uno de los lamas budistas venerados en el Tíbet como la reencarnación de un hombre santo, se ha convertido en director general de una compañía para la exportación de seda y madera, dirigida por su monasterio, porque, según ha afirmado, "hay que ponerse a la altura de los tiempos". "El hecho de que el monasterio dirija una compañía y un buda viviente sea el director general", declaró Qacha Qamba, "no va contra nuestra disciplina monástica, sino al contrario. La mejora de la economía y del nivel de vida de los lamas es algo por lo que rezamos todos los días". Hasta ahora, el nuevo empresario no se ha visto tentado por la corbata y los trajes occidentales y dirige sus negocios con el hábito tradicional y la cabeza afeitada.

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