El rey Hassan, entre los afectados por la suspensión de pagos de Chaumet
El rey Hassan Il de Marruecos, el ministro francés de Justicia, Albin Chalandon, una docena de bancos franceses, suizos, belgas y norteamericanos y numerosas familias de la aristocracia europea y de la alta sociedad mundial pueden sufrir importantes pérdidas económicas con motivo de la suspensión de pagos, acompañada del nombramiento de un administrador judicial, de una de las joyerías más antiguas y exquisitas del mundo, la casa Chaumet, que tiene su sede central en la plaza Vendôme, de París.
El agujero se cifra en 1.500 millones de francos (30.000 millones de pesetas), y las deudas bancarias, en 678 millones (13.560 millones de pesetas). Hassan II podría haber perdido 216 millones de francos (4.320 millones de pesetas).La joyería Chaumet, ahora al borde de la quiebra, fue fundada en 1780. Con el primer imperio, Chaumet se convirtió ya en el joyero más reputado de París, gracias a su principal cliente, Napoleón Bonaparte. Emplea a 190 personas y cuenta con establecimientos en Suiza, Nueva York, Londres y Bruselas, además de la central parisiense. La gestión de la empresa ha sido siempre familiar, y su lista de clientes, tan reducida como selecta. En ella hay algunas casas reales y las grandes fortunas internacionales.
Las actuales dificultades tienen su origen en los importantes depósitos de piedras preciosas y joyas realizados por particulares en los últimos años, que se explicarían por el auge experimentado por los diamantes como inversiones. "Más estable que la moneda, más discreto que el oro, es la inversión del siglo, sin factura ni declaración. Y cada año usted doblará su capital". Así estimula una discreta publicidad la moda del diamante-inversión. Algunos joyeros han funcionado como bancos, proporcionando unos intereses anuales del 20%, en metálico o en piedras. Esta práctica ilegal ha interesado ya, en el caso de Chaumet, a la Dirección General de Investigaciones Fiscales.
El escándalo de la plaza Vendôme empezó a finales de diciembre de 1986, cuando el próspero grupo empresarial Louis Vuitton, que se interesaba por la compra de la joyería, se echó atrás sin muchas explicaciones, mientras se acumulaban las deudas. Uno de los afectados fue Albin Chalandon, cuyo ministerio está a pocos metros de Chaumet en la misma célebre plaza parisiense. Chalandon está casado con Salomé Murat, descendiente del príncipe del mismo nombre y general de Napoleón. Una sobrina de la señora Chalandon está casada con un hijo de Chaumet. Una parte de las joyas de la familia había sido comprada por el joyero, que iba pagando a razón de 500.000 francos al mes (10 millones de pesetas) su deuda con el cliente, amigo y pariente. Hasta diciembre de 1986, cuando empezaron las dificultades, Chalandon había cobrado seis millones de francos (120 millones de pesetas). Después, nada.
Telegramas y diamantes
Hasta el 13 de mayo pasado, el joyero y los afectados consiguieron evitar la publicidad. Pero el semanario satírico Le Canard Enchainé terminó con la discreción, no sin permitirse algún sarcasmo a propósito de su interés por los diamantes. "Giscard no ha mandado todavía su telegrama de solidaridad a esta nueva víctima de una historia de diamantes", decía Le Canard esta semana, recordando la famosa historia de los diamantes del emperador Bokassa regalados al ex presidente de la República.Mientras tanto, ninguno de los afectados, ni el propio ministro de Justicia, ha presentado demanda en el juzgado contra el joyero, aunque ha sido ya nombrado un administrador judicial y se espera el depósito de balance para los próximos días. Un millonario saudí, la sociedad norteamericana Invest Corporation -propietaria de la joyería neoyorquina Tiffany's- y otro joyero francés de gran solera, Boucheron -con casa en la misma plaza Vendôme-, se cuentan entre los candidatos a la compra de Chaumet, que deberá llevar aparejado un arreglo con los numerosos acreedores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.