Nick Johnson,

un ciudadano británico de 39 años, ha ganado el premio nacional de vagos del Reino Unido, celebrado recientemente en Londres. Johnson ni siquiera se inscribió en el concurso porque le daba pereza. Lo hizo su novia, Helen Broom, quien envió la hoja de servicios del candidato. Johnson dirige una tienda de muebles de oficina desde su casa, y sólo atiende a los clientes que le llaman por teléfono. Se despierta a media mañana, desayuna en la cama, lee la prensa y contesta las llamadas de trabajo. Poco antes de comer se levanta y se va a tomar unas cervezas; regresa a casa, come y hace la siesta. Después vuelve al bar y realiza el único esfuerzo del día, jugar al billar hasta la hora de cenar y acostarse. Entre sus otros méritos destaca el plancharse las camisas sólo por la parte delantera y lavar el coche arrimándolo a una boca de riego.