Carlos Ferrer Salat, proclamado presidente del Comité Olímpico Español hasta 1991

Carlos Ferrer Salat fue elegido ayer presidente del Comité Olímpico Español (COE) por un período de cuatro años. Obtuvo 184 votos, por 61 de Manuel Fonseca, 14 de Arturo Delgado y 7 en blanco, por lo que consiguió la mayoría absoluta en la primera votación. Ferrer Salat aún no ha hecho saber cuál será su equipo de trabajo, pero ya anunció su propósito de contratar un gerente profesional. Su programa de trabajo irá encaminado primordialmente a conseguir un éxito de organización para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, y, al mismo tiempo, deportivo, para lo que potenciará de inmediato el deporte de alta competición.

Las primeras palabras de Carlos Ferrer Salat, como presidente, fueron de agradecimiento hacia los miembros del pleno por haberle elegido a él "ante mis colegas, no contrincantes". A continuación hizo saber a la asamblea, que "me considero simple mente un peón ante esta enorme tarea y responsabilidad que tenemos de responder ante el mundo entero la confianza depositada en nosotros de organizar en 1992 la más magna competición deportiva que hay en el deporte. Yo no seré nada si no trabajamos juntos".Este deseo de común esfuerzo lo repitió de nuevo, en la conferencia de Prensa, cuando se le hizo saber los recelos que, por parte de miembros de la asamblea, existe pues temen que todas las facilidades encontradas para conversar con él durante la campaña electoral se tomen en inconvenientes, una vez que ha accedido a la presidencia: "Ese recelo va a desaparecer de inmediato en cuanto comprueben mi intento de que trabajen, y mucho, por esa enorme responsabilidad olímpica contraida ante el mundo".

Ferrer Salat desea mantener una "relación personal y directa" con todos los miembros del COE "porque mi programa necesita años de desarrollo y hemos de empezar a trabajar inmediatamente. Tal va a ser la cantidad de trabajo a realizar que no habrá lugar a esas luchas internas que han caracterizado al COE. Forzosamente, ha de llegar la pacificación en este organismo".

Sobre los otros candidatos a la presidencia, Ferrer Salat tuvo buenas palabras hacia ellos "porque la campaña que han'hecho ha sido limpia y honesta". Y sobre su antecesor en el cargo, Alfonso de Borbón, manifestó que "arna el deporte y como tal le respeto profundamente".

Alfonso de Borbón no acudió al pleno de ayer y fue uno de los escasos ausentes. Faltaton 16 miembros con derecho a voto entre ellos Juan Antonio Samaranch -siempre excusa su asistencia-, Francisco Fernández Ochoa y Joaquín Díez, hasta ahora vicepresidente del COE.

Apoyo de todos los sectores

Ferrer Salat recibió en la votación el apoyo de todos los sectores del COE. En esta ocasión se estrenó una nueva fórmula de votación, ajustada a los estatutos recientemente aprobados, ya que, hasta ahora, cada miembro disponía de un solo voto. Ferrer Salat obtuvo el apoyo mayoritario de los miembros con 5 votos (representantes de las federaciones nacionales inscritas en las internacionales, reconocidas por el Comité Olímpico Internacional y cuyo deporte está inscrito en el programa olímpico); con 3 votos (federaciones reconocidas por el Comité Olímpico Internacional, y cuyo deporte no está incluido en el programa olímpico); con 2 votos (representantes de federaciones nacionales inscritas en las internacionales o agrupaciones no reconocidas por el Comité Olímpico Internacional), y con 1 voto (consejeros de honor por ser miembros del Comité Olímpico Internacional o haber sido ex presidentes o ex secretarios del COE, miembros por tener cargos en las federaciones internacionales, miembros por elección y representantes del ministerio de Asuntos Exteriores y de las asociaciones de periodistas e informadores deportivos).

La sucesión

Carlos Ferrer Salat sustituye en la presidencia a Alfonso de Borbón, que resultó elegido el 17 de julio de 1984 por 29 votos, contra 28 de Corirado Durántez y 25 de Jaime López Amor. Desde hace un año, Alfonso de Borbón sufrió grandes críticas a su gestión y se le obligó a convocar nuevas elecciones cuando la comisión ejecutiva del COE presentó la dimisión para convertir este organismo en ingobernable mientras Alfonso de Borbón estuviera a su frente.

El anterior presidente a Alfonso de Borbón, Romà Cuyàs, tampoco pudo cumplir la totalidad de su mandato. Con la excusa de que el deseo general era que el COE fuera independiente de la Administración -Cuyàs era al mismo tiempo secretario de Estado para el Deporte- se le abrió expediente y fue destituido el 28 de junio de 1984 por 50 votos a favor y 24 en contra. Los presidentes de federaciones se vengaron así del decreto anti-Porta, que afectaba a todos, desde dos meses antes.

Cuyàs había sido elegido presidente del COE el 11 de enero de 1983 por 50 votos contra 29 de López Amor. Sucedió a Jesús Hermida, que presentó la dimisión poco tiempo después que dejase la secretaría de Estado para el Deporte. Antes, el máximo rector del deporte español era, al mismo tiempo, presidente del COE.