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El rugby inicia un cambio profundo con la Copa del Mundo

El rugby, un deporte que siempre se ha sentido diferente, inicia hoy un paso histórico en su adaptación a los usos generales del deporte. Con el comienzo de la I Copa del Mundo rompe su tradición, que limitaba los encuentros internacionales a las giras amistosas de selecciones y al 'Torneo de las Cinco Naciones entre Francia y los cuatro equipos británicos. Hasta el 20 de junio, 16 equipos se enfrentarán en Australia y Nueva Zelanda.

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El gran reto

Cuando esta madrugada, a las cinco hora española, tras la ceremonia inaugural, comience en el Eden Park de Auckland (Nueva Zelanda) el encuentro Nueva Zelanda-Italia, primero del torneo, se habrá cerrado un curioso círculo. El primer gran deporte de equipo con proyección internacional y de contactos viajeros, será el último en celebrar un torneo de carácter mundial.En 1888, una selección británica estuvo nueve meses en Australia y Nueva Zelanda, donde jugó 54 partidos. La contestación neozelandesa, organizada por un jugador maorí -aborigen del país- y sus cuatro hermanos, fue no menos impresionante. Un equipo de 22 maorís y cuatro blancos disputó 107 en más de un año: 18 en su país como entrenamiento, y también para pagar el barco hasta las Islas Británicas, donde jugó 74; a la vuelta, otros 15 en Australia.

Fueron los orígenes de las giras. Hasta casi 100 años después, los contactos internacionales del rugby se han reducido a ellas. Sólo el Torneo de las Cinco Naciones rompió la norma, y sólo relativamente, con una forma de competición sin puntos. Y siempre salvaguardando un espíritu especial, particular, porque el rugby también implica una manera de entender la vida deportiva. únicamente así se puede explicar que aún ahora mismo, Rumanía, por ejemplo, uno de los participantes en la actual Copa del Mundo, se haya estado entrenando en las mêlées, una de las jugadas básicas, con los suplentes de Nueva Zelanda. ,

Pero la cuestión, en un ambiente universal del deporte de hoy, era renovarse o morir en aras de una tradición trasnochada. Había que ponerse al hilo de los tiempos y no quedarse sólo con las giras. Por eso nació la Copa del Mundo. Francia, siempre interesada en abrir horizontes más allá del Canal de la Mancha, así como Australia y Nueva Zelanda, éstas bastante más, por su aislamiento, fueron los abanderados para convencer a la International Board (IB), el máximo organismo del rugby, sagrado guardián de sus tradiciones, pero que sólo agrupaba ocho asociados: Escocia, Irlanda, Inglaterra, Gales, Francia, Australia, Nueva Zelanda y Suráfrica. Ahora, con la Copa, ha creado un grupo de miembros asociados con los otros ocho participantes. Una apertura más.

Suráfrica

Suráfrica, para evitar los boicoteos que se hubiesen producido inevitablemente, y que han diferenciado también al rugby, se marginó ella misma, aunque apoyó la idea.. Pero los problemas pueden seguir con el nuevo intento de ir a jugar otro equipo neozelandés a Suráfrica tras la Copa. La gira anterior de los Cavaliers, con sospechas de profesionalismo, se dejó en el olvido.

Una experiencia anterior de una Copa del Mundo totalmente profesional, pagando a los jugadores, promovida por el periodista australiano David Lord, fracasó por el mucho volumen económico puesto en juego sin garantías de éxito. Tuvo problemas de patrocinadores y hasta de campos, al no olvidarse fracasos como el atletismo profesional o el intento de trasplantar la NBA de baloncesto a Europa.

Pero fue un intentó sintomático de que alguien podía repetirlo. Sólo faltaba darle el interés y la verdad de la realidad actual, sin dinero descarado por encima. En los cambios deportivos siempre es más práctico escoger el camino suave, incluso hipócrita, aunque en el rugby aún sea a años luz de otros deportes.La Copa del Mundo va a ser una nueva pugna, esta vez completa, al reunirse todos los mejores, entre el hemisferio norte y el sur. Australia y Nueva Zelanda serán los favoritos frente a Francia, que ha demostrado este años su superioridad sobre los cuatro equipos británicos, Escocia, Gales, Irlanda e Inglaterra, en el pasado Cinco Naciones.

En el rugby al revés que en el fútbol, por ejemplo, la potencia se. respeta, Apenas hay sorpresas. Por eso, los ocho equipos cabezas de serie, los siete citados más Argentina, parecen claros cuartofinalistas. Sin embargo, de los ocho restantes, descartados los más flojos, Estados Unidos, Canadá, Japón y Zimbabue, aún cabría esperar algo. Quizá por la novedad: Tonga, Rumanía, Italia o Fiyi, equipo especialmente apoyado, pese a la confusa situación en el país, por el cabecilla del golpe militar, ex jugador, teniente coronel Rabuka.

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