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GENTE

Rogelio Mejes,

un industrial filipino de 35 años, ha podido comprobar que hay amores que matan y amores que amputan. Mejes dejó embarazada a su novia, una chica de Manila de 22 años, y trató de convencerla para que abortara. Ella se negó y discutieron acaloradamente en un motel de la capital filipina. Poco después, ella introdujo un fuerte somnífero en la bebida de su amante y cuando éste se quedó dormido, le cortó el pene y escapó. Antes, tuvo el detalle de dejarle una cartita explicándole que no quería abortar y escribió en las paredes de la habitación, con la sangre de Rogelio Mejes, una frase de despedida: "Te quiero".

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