Jerzy Zoltan
Colaborador de Le Corbusier, fascinado por las artes tempranas de otras eras
"Después de tantos años en EE UU, para un europeo educado en la tradición católica la cultura europea es sublime, y Barcelona es una ciudad en la que esta tradición se brinda de un modo especialmente amable", comenta el arquitecto de origen polaco Jerzy Zoltan, de 73 años, colaborador y discípulo de Le Corbusier y actualmente profesor retirado de la Graduate School of Design, de Harvard.
De un hombre como Jerzy Zoltan no sorprende tanto la lucidez y la modernidad de su discurso arquitectónico como su extraordinaria vitalidad, que le hace preferir un recorrido peri- patético por el barrio antiguo de Barcelona a la calma de su hotel como marco para una conversación. Sorprende también la escasa americanización de alguien que lleva desde finales de la II Guerra Mundial viviendo y enseñando en la universidad de Harvard, sin más interludios que sus viajes a Europa y sus expediciones como arquitecto a la India, Oriente Próximo y América del Sur.Zoltan todavía siente nostalgia ante el aroma del tabaco negro ("me recuerda el tiempo que viví en París"); aún cubre su cabeza con una boina ("en Norteamérica no puede uno encontrar buenas boinas estrechas; todo lo que hay son chapelas, demasiado anchas"), y sigue entusiasmado por los estilos arquitectónicos que él llama "primigenios"."Quizá se deba al temprano estado en que se encuentra nuestra actual cultura tecnológica, pero siempre he estado fascinado por las fases tempranas de las otras eras, del románico, de la cultura griega, de las culturas africanas; me parece que si queremos descubrir cosas nuevas debemos prestar atención a las creaciones más tempranas de la civilización humana", explica Zoltan. "Por ejemplo", añade, "esto es lo que hacía Picasso, a quien tuve el inmenso privilegio de conocer bien; nunca se ha dicho bastante que Picasso estaba muy interesado en las culturas primitivas y tenía en ellas una gran fuente de inspiración".
Este interés por lo primigenio no desvincula a Zoltan de una sólida convicción modernista. "Modernidad", afirma, no quiere decir prescindir de la historia, sino utilizarla selectivamente; en arquitectura, por ejemplo, me interesan más los que toman lo fundamental de la historia,de un modo crítico y lo convierten en metáforas, como Le Corbusier, Giuseppe Teragni o Ivan Leonidoff, que los llamados posmodernos. La llamada posmodernidad trata de integrar todos los historicismos, algunos críticamente y otros no; es como un pastiche...".
De Le Corbusier, su mentor, dice: "Era uno de los pocos arquitectos del movimiento moderno que buscaba metáforas y símbolos más allá del significado visual; buscaba respuestas literarias, conceptuales. También era todo un temperamento; cuando encontró su línea, estuvo absolutamente convencido de que era la verdad, y como tenía un temperamento batallador, luchó por sus ideales. Desde luego, era difícil de tratar, pero también era capaz de mostrar consideración; tenía muchas facetas, era duro y poético al mismo tiempo. Yo creo que a nivel personal era tímido y al mismo tiempo verdaderamente grande".
Uno de los objetivos de Zoltan en su breve estancia barcelonesa era visitar el pabellón Ludwig Mies van der Rohe en Montjuïc, recientemente reconstruido. "Es una maravilla", dice Zoltan, "un espacio mítico hecho realidad".
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