La integración depende del adversario griego
AGENCIAS Grecia, con derecho de veto sobre la adhesión de Turquía a la Comunidad Europea (CE), es el principal obstáculo que tendrá que superar Ankara para ver cumplidas sus aspiraciones. Grecia ya ha hecho saber que se opondrá al ingreso mientras no queden resueltos los contenciosos bilaterales entre Atenas y Ankara.
No deja de resultar sorprendente que la demanda turca se presente dos semanas después de que Grecia y Turquía estuvieran al borde de un enfrentamiento armado en el mar Egeo a propósito de las exploraciones petrolíferas en esa zona. La invasión turca de Chipre y la creación de la República Turca de Chipre del Norte, además de los recelos históricos mutuos, han separado aún más a Ankara y Atenas.
Ankara recuerda que la CE se ha fundamentado sobre la superación de los enfrentamientos casi hereditarios entre enemigos, como lo muestra la reconciliación franco-alemana.
Otros países se esconden al abrigo de la negativa griega, para hacer que la cuestión se retrase. Nadie en la CE está a favor de un rápido ingreso de Turquía. Algunos países, como Dinamarca, consideran que la democracia no ha vuelto plenamente aún a Turquía, ni en la Constitución ni en la vida política y social cotidiana.
Los países más ricos de la CE temen una nueva fuente de gastos para la Comunidad. La crisis económica en Turquía aumenta las preocupaciones de los comunitarios, especialmente cuando la CE aún se está adaptando al ingreso de España y Portugal. Los países del sur de la CE no ven con buenos ojos un eventual socio competidor en el terreno agrícola y en la adjudicación de los fondos estructurales de la Comunidad. La República Federal de Alemania teme la libre circulación de los trabajadores turcos, de los que ya hay tiene millón en su territorio.
