Mizo, profeta en su tierra

Larry Hogan Mize, de 28 años (hasta septiembre no cumplirá los 29), casado y con un hijo de 12 meses, nació en Augusta. Y precisamente en su lugar de nacimiento ha dado un espectacular salto a la fama, al conseguir la chaqueta verde del Masters, torneo para el que vive toda la ciudad de Augusta durante una semana. Consiguió la victoria, además, de forma dramática, ganando en la muerte súbita a dos estrellas, Severiano Ballesteros y Greg Norman, y gracias a un golpe inolvidable.

El ganador del Masters es natural de Augusta

Mize es un jugador que comenzó en el circuito americano en 1982 y sólo había conseguido ganar un torneo, el de Memphis de 1983 aunque consiguiera otras buenas clasificaciones. Cada año fue au mentando sus ganancias oficiales en torneos, y el año pasado llegó a 314.051 dólares -algo más de 40 millones de pesetas-, pro ducto, principalmente, de tres segundos puestos (Kemper, donde perdió en el play off con Norman, T. P. C. y B. C. Hope) y otras tres posiciones entre los 10 primeros. Sin embargo, su historial no presentaba nada espectacular como para esperar este sensacio nal triunfo que le permite convertirse en el 322 campeón del Masters, al tiempo que ser el número 75 en la lista de jugadores que pasan del millón de dólares en ganancias en el circuito americano.En la actual temporada ha jugado nueve torneos y se ha colocado quinto en la lista provisional de ganancias, con 257.625 dólares, gracias a este triunfo y a sus cuartos puestos en el Bay Hill y en el Open de Hawai, al sexto lugar que ocupó en Pebble Beach y al duodécimo en T. P. C. Los 126.000 dólares de premio por su victoria -21 millones de pesetas- son el cheque más alto que ha recibido en su vida, aunque naturalmente es más importante el triunfo en sí por lo que representa en nueva cotización y contratos.

Aunque sus actuaciones previas en el Masters no habían sido malas (undécimo en 1984, 472 al año siguiente y 16º en 1986), tampoco sus resultados hacían suponer su victoria en esta edición, aunque el año pasado acabara con 65, que fue mejor tarjeta de la final compartida con Nicklaus, pero sin apenas reconocimiento, puesto que los honores se los llevaría el campeón. Esta vez, con parecido resultado a lo que había hecho en las ediciones anteriores (284 en 1984, 298 al año siguiente y 286 la temporada pasada), se ha visto incluido en un desempate por el título en el que tampoco era favorito, como no lo era antes de empezar el torneo.

Imprevisible

No obstante, lo imprevisible del deporte se volvió a poner de manifiesto, y Mize se vio "flotando en la nube del triunfo", como diría después. La estruendosa ovación del público que estalló cuando se confirmó su victoria vino a ser reflejo de la satisfacción por el triunfo de un americano ante dos extranjeros. Naturalmente, su condición de jugador local reforzó el entusiasmo.

La chaqueta verde que le impuso el ganador anterior, Jack Nicklaus, ha sido para él un pasaporte a la fama. De todo lo que le ha ocurrido estos días, lo que más recuerda Larry Mize son las palabras que le dijo Jack Nicklaus al imponerle la chaqueta: "Este triunfo te abrirá muchas puertas; es algo que llevarás contigo el resto de tu vida".