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Los buenos deseos apenas cotizan

Los valores industriales han vuelto a intentar la recuperación, esta vez con algún que otro apoyo de un sector bancario que parece querer frenar su trayectoria descendente. Sin embargo, la debilidad del sector eléctrico y la falta de respuesta de Telefónica han dejado sin efecto esta pequeña reacción. La ausencia de papel continúa sin ser un factor determinante, y lo más que puede esperarse de ella es este comportamiento casi plano del mercado. La contratación se mantiene en esa zona de los 7.000 millones de pesetas efectivas, que no parece vayan a aportar novedades al mercado. La contratación a crédito, mientras tanto, es la encargada de animar las sesiones y de provocar los escasos movimientos que se vienen registrando.Un dinero que se limita a permanecer a la espera del final de los corros es incapaz de influir en el mercado; por esta razón, la Bolsa de Madrid debería seguir el ejemplo de la de Barcelona y establecer ya esa segunda vuelta que obligue a una nueva fijación de precios en los casos en los que queda papel o dinero. Sólo así se conseguiría que el paso de esos 7.000 millones de pesetas que se negocian cada día se note de alguna manera en el parqué.

Mientras, los únicos corros que resultan animados son los de los valores industriales, ayer con constantes altibajos que muestran las dudas de los inversores sobre la evolución a corto plazo. Dinero y papel presionaron indistintamente, según los precios eran altos o bajos, aunque al final apenas se dieron variaciones importantes. Éstas se acumularon en alimentación, construcción, siderúrgicas y seguros, al tiempo que el resto se limitaba a cumplir con los trámites. El sector bancario parece dar muestras de alguna animación, todavía a nivel particular, ante la proximidad de las juntas de accionistas, aunque apenas se cubren los restos vendedores.

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