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Las Grandes Ligas de béisbol se inician con un nuevo caso de 'doping'

Las Grandes Ligas de béisbol comenzaron ayer en Estados Unidos sin uno de sus grandes jugadores, Dwight Gooden, lanzador estrella de los Mets de Nueva York, actual campeón, quien dio positivo en un control antidoping de pretemporada. Para evitar una sanción por parte del comisionado, Peter Ueberroth, Gooden fue recluido en un centro de Nueva York y estará fuera de los terrenos de juego entre cuatro y ocho semanas.

Gooden tiene tan sólo 22 años y en sus tres primeras temporadas con los Mets ganó un total de 58 partidos y perdió 19. Fue novato del año en 1984 y ganador del premio Cy Young, como el mejor lanzador de la Liga Nacional, en 1985. Muchos aficionados estadounidenses lo adoran. Es una especie de Emilio Butragueño para esos aficionados que ahora están desconcertados al saber que es un cocainómano."Habrá un gran número de jóvenes deslumbrados que estarán llorando esta noche. Y adultos también. Yo seré uno de ellos", dijo el pasado miércoles Frank Cashen, gerente de los Mets, al divulgar el caso

"Es un caso triste para este joven y para el béisbol", dijo Ueberroth, quien en los últimos dos años ha sancionado a una docena de jugadores por el consumo de drogas. "Nuestra política es simple. Si un jugador está dispuesto a curarse recibe una oportunidad. Es obvio que Gooden es un joven desventurado. Vamos a darle... una oportunidad".

Los Mets son los actuales campeones y quieren ser el primer club en igualar el récord de los Yankees de Nueva York, establecido en los años 1977 y 1978. De momento, están. teniendo muchos problemas, puesto que, además de perder a Gooden, no podrán contar con el sustituto Roger McDowell, convaleciente de una operación.

La competición ha tenido unos prolegómenos polémicos por la denuncia de la Asociación de Jugadores contra los dueños de clubes, que desean disminuir los salarios de los profesionales. Seis jugadores han quedado libres, entre ellos Tim Raines, campeón de bateo de la Liga Nacional, y están sin contrato porque ningún club quiso ficharlos. Comienzan la temporada en las tribunas y el convenio colectivo les prohíbe regresar a sus viejos equipos hasta mayo.

Otros casos

Además de Raines, está el caso de Jack Borris, uno de los jugadores que han ganado más partidos en la década de los 80. Borris cumplió su contrato con los Tigres de Detroit, pero nadie, ni siquiera un equipo adinerado como el de los Yankees, necesitado de buenos lanzadores, quiso pagarle lo que quería, unos 1,5 millones de dólares al año -cerca de 190 millones de pesetas- por dos o tres temporadas. Borris fichó de nuevo por Detroit, pero sólo después de que un juez determinara su cotización. A Borris se le otorgó 1,8 millones de dólares por esta temporada (unos 228 millones de pesetas). En parecida situación se encuentra Roger Clemens que por ganar 24 partidos la temporada pasada y llevar a los Red Sox de Boston a la gran final, le concedieron el premio al jugador más valioso de la Liga Americana. Clemens es a Boston lo que Gooden a Nueva York. No sólo un gran lanzador, sino también un mito. Los Red Sox ofrecieron aumentarle el sueldo de 250.000 dólares (algo más de 31 millones de pesetas) a 250.000 dólares (algo más de 63 millones de pesetas), más ciertas gratificaciones. Clemens pidió un millón de dólares (127 millones de pesetas) o lo que gana un lanzador joven de su categoría. Gooden, por ejemplo, está cotizado en un 1,5 millones de dólares (190 millones de pesetas).Como Clemens carece de los tres años de experiencia necesarios para poder solicitar la intervención de un juez árbitro, hizo lo que sólo puede hacer un jugador en su posición: marcharse a su casa. "Los Red Sox están tan resueltos a limitar los aumentos de salario que, de momento, ni siquiera piensan en ganar", comentó el lanzador. "Ellos no quieren premiarme por lo que logré el año pasado y yo no puedo aceptar su oferta", sentenció.

La Asociación de Jugadores tiene presentada una denuncia ante el juez árbitro, que puede tomar dos decisiones. Una, invalidar todos los contratos del último año con los jugadores veteranos, lo que les dejaría en libertad; o dos, ordenar a los clubes que paguen cierta bonificación a estos jugadores. Esta que acaba de empezar también puede ser una temporada memorable. Extradeportivamente hablando, claro.

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