Jospin reafirma sus poderes como secretario general de los socialistas franceses

Lionel Jospin reafirmó ayer en el congreso de Lille sus poderes como primer secretario del Partido Socialista francés tras una reunión de la comisión de resoluciones celebrada en la noche del viernes al sábado. La comisión, que se reunió hasta las cuatro de la madrugada del sábado, está formada por un centenar de congresistas y es el lugar donde se cuecen las decisiones realmente importantes del congreso.

Jospin subrayó la importancia de incorporar a la secretaría del partido a dos ex primeros ministros (Laurent Fabius y Pierre Mauroy), un buen número de ex ministros y un candidato a la presidencia (Michel Rocard). Después de estas afirmaciones a puerta cerrada, ha conseguido el control total de la delicada perspectiva electoral.Jospin cuenta con un secretariado formado por personas con experiencia de gobierno, en el que se agrupan los grandes personajes del socialismo, incluidos los que albergan mayores ambiciones presidenciales, disciplinados en torno a una estrategia de unidad y a un pacto implícito: si Mitterrand se presenta a las presidenciales, todos, incluido Rocard, aceptarán la decisión y la apoyarán. En caso contrario, todos adoptarán idéntida actitud respeto al candidato mejor situado, que será Michel Rocard.

Pero la secretaría se convertirá a partir de ahora en una dirección colegiada, que puede hacer sombra a la figura del primer secretario. Las figuras del PS, como contrapartida, tendrán que someterse más directamente a la disciplina y no podrán prodigarse en declaraciones e iniciativas personales.

Uno de los cambios más significativos en la composición del secretariado es la caída de Jean Poperen, número dos del partido y encargado de las cuestiones electorales, que ayer anunció la dimisión. Poperen tendrá que resignarse con una secretaría menor, la de relaciones exteriores, y deberá pasar la carpeta electoral, según todas las previsiones, a Pierre Beregovoy, ex ministro de Economía, hombre de confianza personal de Mitterrand, con quien trabajó como secretario general de la presidencia, y personaje destinado a dirigir los movimientos electorales en 1988.