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Reportaje:

Ducan Campbell

Un periodista que pone nervioso al Gobierno británico

Andrés Ortega

Va con una mochila al hombro. Tiene 34 años pero aparenta menos. Ducan Campbell lleva 10 años poniendo al descubierto los tejemanejes de una política de seguridad en el Reino Unido obsesionada por el secretismo. Su teléfono está pinchado. No le importa demasiado para su trabajo, aunque sí le molesta para su vida privada. Escocés, licenciado en Físicas por la universidad de Oxford con matrícula de honor, trabaja en la revista de izquierdas The New Statesman, de unos 32.000 ejemplares de tirada.

El año pasado realizó una serie de seis programas de televisión para la BBC titulada La sociedad secreta. En el sexto ponía al descubierto, el Proyecto Zircon, plan secreto del Gobierno no revelado al Parlamento, para situar un satélite espía sobre la Unión Soviética. El Gobierno de Margaret Thatcher, "histérico", impidió en diciembre pasado su difusión, lo que llevó a la dimisión del director general de la BCC y a otros descalabros en esa casa.Campbell decidió enseñar el vídeo en la Cámara de los Comunes, lo que de nuevo el Gobierno intentó impedir sin éxito. De todas formas, Campbell publicó la historia en The New Statesman. La Rama Especial de la policía registró su casa y las oficinas de la revista y de la BBC.

El Gobierno le acusó de atentar contra la seguridad nacíonal. Algo muy curioso, pues en el programa, explica Campbell, hablaba del satélite el ex secretario permamente del Ministerio de Defensa británico, Sir Frank Cooper. Campbell decidió ofrecer un premio de 500 libras (unas 100.000 pesetas) a quien consiguiera probar que había puesto en peligro la seguridad nacional. Dada la falta de ganadores, ha doblado el premio, y no piensa perder su dinero.

Ya en 1978 Campbell tuvo problemas al desvelar algunos datos molestos para el Gobierno sobre el puesto de escucha electrónica en Chipre. Fue juzgado, pero el juez no le condenó. El periodista norteamericano Mark Hosenball, que había colaborado con él en el tema, fue expulsado del país.

En 1984 tuvo un accidente con su bicicleta. Medio inconsciente se lo llevó una ambulancia. La policía se quedó con -"me robó", dice Campbell los documentos que llevaba en los sacos de su bicicleta y se los pasó a los servicios secretos, los cuales luego le registraron su casa el día que regresó del hospital. "Lo único confidencial que encontraron", explica Campbell, "era un manual de uso del Ejército británico, cuyo apéndice, publicado al día siguiente en los periodicos, explicaba detalladamente a los soldados británicos cómo defecar -34 series de instrucciones- y cómo orinar -22 series de instrucciones- en las condiciones reinantes en los países árticos".

En 1980, Campbell se paseó con su bicicleta, impunemente, por los subterráneos de Londres que enlazan diversos ministerios y diversos centros gubernamentales. Ese mismo año escribió sobre las escuchas telefónicas en el Reino Unido, por lo que recibió el premio del Cobden Trust sobre libertades civiles. Cuatro años después el Parlamento aprobó legislación para limitar esas escuchas.

Campbell es miembro de los Grupos de Estudio del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Laborista. Es un ardiente defensor del desarme nuclear unilateral y milita a favor del desmantelamiento de las bases extranjeras en todos los países, a comenzar por el suyo. Ayer participó en Madrid en un mitin de la campaña Bases fuera.

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