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'CUMBRE' HISPANO-FRANCESA

Mitterrand y Chirac, enfrentados por apuntarse el éxito de las buenas relaciones con España

Lluís Bassets

La cohabitación entre el presidente francés, François Mitterrand, y el jefe del Gobierno conservador, Jacques Chirac, entró en crisis ayer, en plena cumbre hispano-francesa. Los méritos de la normalización de las relaciones con España fueron el objeto polémico que enfrentó a Mitterrand y Chirac en distintas manifestaciones a medios de comunicación. Chirac quiso subrayar, en unas declaraciones realizadas alrededor de la una de la madrugada de ayer, el protagonismo de su Gobierno, y criticó abiertamente la "ligereza" del Ejecutivo socialista francés por su precipitación en la ampliación de la CE y la "modestia" de su colaboración con España en la lucha antiterrorista.

Chirac y Mitterrand expresaron sus puntos de vista contrapuestos en una fase más de la competencia por el control de la política exterior. La brillantez de la primera jornada de la cumbre, calificada unánimemente por la Prensa española y francesa como de luna de miel, pudo ser el motivo de los celos políticos del primer ministro, ante el protagonismo del presidente.El primer ministro Chirac llegó al hotel Ritz, de Madrid, donde se hospedó en la noche del miércoles al jueves, alrededor de las 0.30. Le esperaba toda la delegación de París, a excepción del grupo de consejeros y asesores presidenciales, además de los periodistas franceses. Chirac, que estaba especialmente distendido y de buen humor, pidió un vaso de sangría nada más llegar al hotel. Luego se sentó en un canapé, con todos los asistentes agolpados a su alrededor, y empezó a desgranar sus polémicas declaraciones.

Chirac reivindicó para su Gobierno el giro en la política de expulsiones de presuntos miembros de ETA. "Cuando se formó mi Gobierno -dijo el primer ministro- consideré inaceptable que Francia fuera refugio de terroristas que actúan en un país aliado, miembro de la CE y democrático, por lo que decidí este gran cambio, que ya se había empezado antes, aunque muy modestamente". "Expulsaremos tantos terroristas como nos pidan los españoles y en la medida en que la policía siga encontrándolos", subrayó.

Respecto a la ampliación de la CE fue todavía más duro con el Gobierno socialista que le precedió. "Nunca dije, durante la campaña electoral, que era necesario renegociar la incorporación de España, sino que respetaríamos lo firmado", aseguró. Pero añadió: "Dije que ciertas modalidades de adhesión debían ser revisadas. Es lo que estamos haciendo ahora, pues algunos puntos fueron aprobados con una gran ligereza. Un caso típico es el de la política cerealística".

"Lo difícil fue comenzar"

El presidente Mitterrand contestó ayer por la mañana, en una entrevista concedida a Europe 1, las polémicas declaraciones de su primer ministro: "El Gobierno socialista fue el primero que decidió hacer las primeras expulsiones de vascos. El primer ministro Chirac ha realizado muchas más posteriormente, pero lo difícil fue comenzar, dar el primer paso". En la conferencia de prensa celebrada a mediodía, junto a Felipe González, evitó la polémica con Chirac y aseguró que son "todos los representantes de Francia" quienes han trabajado para el mejoramiento de las relaciones. "Francia, y no tal o cual Gobierno, es quien empezó a examinar los dos temarios (CE y terrorismo)", dijo. Y añadió: "Es Francia quien, en Fontainebleau, sentó las bases sobre la famosa adhesión fijada para enero de 1986. Es Francia quien firmó en 1985 un tratado de amistad con España. Es Francia quien empezó a extradir a personas sospechosas de delitos de terrorismo. Es Francia quien en 1986 continuó la colaboración antiterrorista con iniciativas acertadas de las que yo me alegro. Es Francia, finalmente, quien participa en esta reunión".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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