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La AFE ha intentado por dos veces incluir el control 'antidoping' en el convenio colectivo

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ha intentado por dos veces, en la negociación de 1983 y en la actual, introducir en el convenio colectivo entre futbolistas y clubes la obligatoriedad del control antidoping. "Es la única garantía de que los jugadores no puedan ser sometidos a los estimulantes prohibidos. Sin la exisirencia de ese control, los futbolistas están desamparados ante esta práctica, que efectivamente existe", manifiesta el presidente del sindicato de futbolistas, Juan José Iriarte.

Juan José Iriarte se manifestó profundamente indignado por la reacción de las autoridades futbolísticas de la República Federal de Alemania al sancionar a Schumacher por denunciar el doping como práctica extendida en la Bundesliga: "Me parece un disparate. Es la,vieja costumbre de matar al mensajero. Nadie puede pensar que Schumacher ha dicho eso por capricho. Lo que ha hecho ha sido denunciar un problema, y las autoridades futbolísticas, en lugar de investigar si realmente hay doping en el fútbol, y en lugar de prevenir para que no lo haya, le extrañan, le apartan del grupo y creen que con eso está resuelto el problema".La situación en España no le hace sentirse optimista a Iriarte: "Doping existe también en España. Eso lo sabe, o lo supone, cualquiera que esté en el mundo del fútbol. El problema es que el futbolista no tiene el medio de protegerse contra esta práctica precisamente porque no existe el control. Los futbolistas lo hemos planteado como una de las exigencias en el convenio colectivo, lo mismo en el de 1983, que no se firmó, y seguimos sin convenio, que en las nuevas conversaciones de ahora. A los clubes no les interesa. Dicen que es muy caro, costoso y complejo".

[Antonio Baró, presidente del Español y de la Liga Profesional, manifestó recientemente a EL PAIS que existen otras prioridades, que es costoso y que plantea problemas y molestias en las plantillas, porque algunos jugadores tardan en poder orinar, y eso podría retrasar los viajes de retorno. La federación, por su parte, señaló al respecto que sólo tomaría la iniciativa a instancias de la Liga Profesional.]

Ante la pregunta de porqué los jugadores no denuncian con más frecuencia esta práctica, Iriarte es tajante: "Mire lo que le ha pasado a Schumacher. ¿Qué ha ganado con hacerlo? Y eso que se trata de un jugador de máximo prestigio, 76 veces internacional y con dos finales de Copa del Mundo jugadas. Figúrese si hace esa denuncia un jugador de Segunda o Tercera División en España. Por otra parte, los jugadores son víctimas de un desconocimiento natural. Llegan el médico o el entrenador y les dan una pastilla diciéndoles que son vitaminas, y el jugador lo toma. ¿Por qué se iba a negar? Resulta que a veces no son vitaminas, sino un estimulante, y él en el campo se nota extraño, más fuerte, más fogoso, y luego no puede dormir. ¿Qué puede hacer? ¿Denunciar sobre lo que en definitiva no es más que una sospecha? Si no hay control antidoping, el jugador no podrá demostrar nunca que le han dopado, y aparte de las represalias deportivas que caigan sobre él puede perder una querella por injurias. Tal y como están las cosas, es imposible que el jugador se resista. Y se está jugando con su salud. Me preocupa que un día haya un accidente grave".

Cuantificación

Sobre la cuantificación del problema, Iriarte tiene dudas: "Desde luego, el doping no es masivo, ni mucho menos. Pero existe. Habrá clubes donde no se practique jamás, pero también sabemos, por los testimonios de jugadores que han trabajado con ellos, que hay un par de entrenadores en activo, ninguno de los dos en Primera División, que lo utilizan sistemáticamente".Iriarte tampoco descarta que haya jugadores que puedan doparse por si solos: "Puede darse, sí. Pero seguro que no se da mucho, porque es tu salud lo que está en juego. No descarto que haya algún jugador que ante la proximidad de la renovación de contrato lo haga. Pero eso también se evitaría con el control antidoping. Es una práctica desleal desde el punto de vista deportivo, e insana, y hay que insistir en que el más perjudicado, el único perjudicado, es el futbolista. Hacer el control cuesta 200.000 pesetas por partido. No es dinero para lo que mueve el fútbol. Yo espero que el sacrificio de Schumacher sirva para que el fútbol, en Alemania, en España y en todas partes, afronte y resuelva el problema".

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