La selección de EE UU, en su peor momento de los últimos tiempos
El fracaso de Carl Lewis en las pruebas de selección para el equipo de Estados Unidos ha sido el primer anuncio de la crisis en el atletismo de este país, cuya selección ha sorprendido en todos los medios. En seis de las 24 pruebas que se celebrarán en los Mundiales de pista cubierta que comienzan mañana en Indianápolis no se ha cubierto el cupo de dos atletas por falta de nivel.
Ha sido el propio Olam Cassell, presidente de la Federación de Atletismo de EE UU, quien ha justificado las ausencias de un segundo atleta con la sencilla explicación de que falta nivel.En estos mundiales pueden participar dos atletas de un mismo país por prueba. En los campeonatos de Estados Unidos, los dos primeros entraban automáticamente en la selección. Pero en la prueba masculina de 1.500 metros y en las femeninas de 60, 200, 400, 800 y longitud de los Mundiales sólo habrá un atleta estadounidense. Y no faltará sólo Lewis, que renunció a hacer este invierno longitud para dedicarse exclusivamente a la velocidad, sino también medallas olímpicas como Evelyn Ashford y Brisco-Hooks y un mediofondista de elite como Steve Scott.
Ha ocurrido en Estados Unidos que a partir de los Juegos de Los Angeles de 1984 la federación perdió el control sobre sus mejores atletas. Ahora paga las consecuencias. Las figuras han estado compitiendo sin programación y no han logrado estar en forma cuando su federación los necesitaba. En los campeonatos de Estados Unidos del pasado 27 de febrero se les escapó la victoria en 11 pruebas porque participaron como invitados atletas extranjeros.
La popularidad del atletismo en Estados Unidos ha descendido y actualmente no se encuentra entre los 10 deportes de mayor aceptación, según las encuestas. Se intenta combatir esta apatía del aficionado con una campaña publicitaria en la Prensa. El anuncio presenta las piernas de dos atletas frente a frente. Unas zapatillas con barras y estrellas y las otras con la hoz y el martillo permiten la rápida identificación de quienes representan. El texto dice: "No sucedió en los Juegos Olímpicos, pero sucederá en Indianápolis". Y es que Estados Unidos y la Unión Soviética no se enfrentan desde los Mundiales al aire libre de Helsinki en 1983. Entonces se impuso Estados Unidos con el fenómeno Lewis, ganador de tres medallas de oro; ahora la balanza puede estar más equílibrada. Pero se está a la espera del anuncio oficial del equipo soviético.
Pocas bazas seguras
Estados Unidos sólo presentará unas pocas bazas seguras: Greg Foster, Doug Padilla y Michael Conley. Aun así, todos estarán amenazados por serios rivales. El hecho de que el año pasado perdiera la hegemonía sobre su prueba más característica, los 100 metros, es un exponente claro de la crisis. En 1986, cinco atlletas fueron capaces de correr más rápido que el meíor estadounidense, Lewis (10.06 segundos): el canadiense Johinson (9.95), el nigeriano Imoh (10.00), el brasileño Da Silva (10.02), el soviético Brizguin (10.03) y el británico Christie (10.04).El equipo español, por su parte, ha recobrado su normalidad tras el largo viaje del lunes. El martes se incorporaron a la expedición Abascal y Oliván, y los 13 atletas se entrenaron al aire libre por no estar disponible todavía el Hossier Dome, donde se colocaba la pista de atletismo. Ayer ya pudieron tomar contacto con el escenario donde competirán y todos elogiaron la instalación.
Las únicas aspiraciones de medalla se centran en Abascal. No se descarta a Blanca Lacambra y Cristina Pérez, que ya ganaron medallas en los Europeos, máxime después de conocer el escaso potencial del equipo estadounidense.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.