George Shultz,
secretario de Estado norteamericano, lleva tatuado un tigre en el culo desde sus años de estudiante en la Universidad de Princeton. No ha sido él quien ha confesado tal intimidad a los periodistas, ya que, cuando fue preguntado directamente por el asunto, dijo: "He sido investigado a fondo por el FBI, por el Senado, por la comisión Tower.... Mis cartas llegan abiertas. Éste es el último secreto que me queda en el mundo. Así que no voy a revelárselo a ustedes". Sin embargo, su mujer, Helena, sentenció: "Sí, es verdad". Y no sólo eso. Helena Shultz reveló que cuando sus hijos eran pequeños tenían en el trasero de su padre su juguete favorito: "Trataban de tocarlo y Shultz se ponía como una fiera, y gruñía. Los niños huían despavoridos, pero se divertían".
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