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Luis Magaña

El hombre llamado a resolver el 'problema FECSA'

Quizá el momento más dramático de la larga vida profesional de Luis Magaña, uno de los expertos energéticos más respetados de este país, fue el pasado lunes día 2. En su despacho del edificio de CEPSA, donde ocupa la vicepresidencia ejecutiva de la compañía de refino del Banco Central, llegó al convencimiento, con Juan Alegre Marcet, de que, en beneficio del futuro de la eléctrica FECSA, era mejor "cambiar la cara pública" de la sociedad. Días antes, Juan Alegre le había pedido consejo y, más que eso, le había ofrecido su sucesión. Hoy, por los avatares de la vida empresarial, Magaña se encargará, si el consejo de administración lo aprueba, de dirigir el saneamiento de la compañía.

Para Magaña, un técnico que ocupó durante toda la transición política el cargo de comisario de la Energía ("mi hijo creía que era policía"), el ofrecimiento de Alegre representó un drama. Por un lado, deseaba ayudar a su amigo a superar el problema acuciante de la compañía, empresa que considera que tiene el futuro garantizado "como todo el sector eléctrico" Por otro, tenía la obligación de mantener su dedicación al grupo de empresas energéticas del Banco Central, fundamentalmente CEPSA, de la que es vicepresidente ejecutivo y cuyos intereses representa en la "nueva Campsa". Pero, sobre todo suponía un problema familiar "poderoso" dada la imposibilidad cierta de trasladarse a Barcelona.Magaña, como llevaba ya meses haciéndolo, analizando cifras y redactando informes, prometió la colaboración total a Alegre y "representarle" en aquellas gestiones que, en aquel momento, se le presentaban más difíciles: sus relaciones con la Administración y con el resto del sector. No por casualidad, Magaña ocupa asientos en los consejos de Iberduero, Unión-Fenosa y FECSA, amén de CEPSA y Campsa. Pero no aceptó la presidencia.

Nacido en Valencia hace 49 años, Magaña ya comenzó a destacar como director general de Cartagena de la Empresa Nacional del Petróleo (EMP), sociedad a la que regresó tras su experiencia en la Administración. Allí, sin embargo, tuvo que pasar una "época de cura", según sus amigos, y pagar el hecho de que, como responsable de los planes energéticos de los Gobiernos de la UCD, defendiera tesis contrarias, precisamente en relación al sector eléctrico, a los socialistas, llegados al poder con casi once millones de votos.

A Magaña los socialistas le reprocharon entonces que era el autor de los "desmanes inversores" del sector eléctrico y de la "manía" de inundar el país con centrales nucleares. Pero, como técnico, Magaña siempre se ha defendido con argumentos que, por lo menos, deben ser oídos y muy rotundo siempre ha señalado que la planificación nuclear se hizo en mitad de las dos crisis del petróleo, cuando este país, casi desabastecido, "suplicaba" en los mercados mundiales de crudo por un mero barril. Su última revisión del Plan Energético Nacional de 1979 nunca llegó a ser debatido en el Parlamento.

Hoy, el problema de Magaña para desempeñar un papel decisivo en FECSA es su conocida vinculación al Central. Está previsto, sin embargo, que si el consejo de administración decide su nombramiento, el ex-comisario de la Energía dimita de todos los cargos que ostenta en representación del banco y acuda a FECSA "como un simple técnico". A la vez, se habrá conseguido alejar la impresión de que la banca nacional se ha "desentendido" de la empresa.

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