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Cuatro heridos de bala en una escalada de violencia en Melilla tras el 'exilio' de Dudú

La tensa situación que se vive en Melilla en los últimos meses se agravó este fin de semana con un saldo provisional de 4 musulmanes heridos por arma de fuego y un joven de origen español apuñalado, 32 detenidos -entre ellos, la práctica totalidad de los dirigentes musulmanes, acusados de "incitación a la rebelión"-, 17 policías heridos, viviendas saqueadas y al menos 10 vehículos incendiados. El delegado de¡ Gobierno, Manuel Céspedes, que asegura contar "con el apoyo de Interior y del Gobierno", anunció que existe una orden de detención contra Aomar Mohamedi Dudú, residente desde el pasado jueves en la localidad marroquí de Nador. Para Dudú, "todo se debió a provocaciones policiales". Entre los detenidos figura el jefe religioso musulmán de la ciudad, Sid Dris Abdelkader, que ha sido puesto bajo arresto domicillario.

Los incidentes entre musulmanes y policías comenzaron la noche del pasado sábado en barrios habitados mayoritariamente por musulmanes. Casi un centenar de cócteles molotov, fueron arrojados contra la policía, según Céspedes, quien, de acuerdo con su propia versión, dirigió personalmente las operaciones policiales, en ocasiones en la misma calle, junto a las unidades antidisturbios.El delegado del Gobierno afirmó que estos incidentes fueron instigados por el autodeno minado Comité Coordinador del Pueblo Marroquí de Melilla. Al tiempo que realizaba estas declaraciones se producía el in cidente más grave. Según la versión oricial, un piquete de musulmanes detuvo en una calle del barrio Reina Regente un coche ocupado por varios jóvenes. En el enfrentamiento que siguió fue apuñalado uno de los ocupantes del vehículo, Miguel Sánchez Luque, que sufre heridas calificadas de muy graves. Su padre, que vio el incidente desde su casa, tomó una escopeta y un revólver y la emprendió a tiros contra los musulmanes. Cuatro de éstos fueron alcanzados por las balas, que causaron lesiones muy graves a dos.

Dudú y otros miembros del colectivo musulmán informaron telefónicamente a este periódico que los incidentes se iniciaron el sábado por la noche, debido a que unidades de la policía entraron en los barrios de los musulmanes golpeando y maltratando, en muchos casos, a mujeres y niños, e incluso penetraron en las casas para maltratar a sus habitantes. Dudú citó cuatro matrículas de coches propiedad de musulmanes que, según él, han sido incendiados por policías y paisanos de origen español. "Es una política basada en la represión sangrienta de un loco", añadió.

Céspedes dijo haber visto que "quien daba las órdenes a diversos grupos de musulmanes era el secretario general de Terra Omnium, Halifa Mohamed". Afirmó que en todo momento había estado en contacto con el ministro del Interior, José Barrionuevo, de quien tenía "apoyo total en su actuación", así como del Gobierno, que le ha prometido la ayuda que necesite en hombres y material.

Un contingente de 80 guardias civiles procedentes de Sevilla llegó ayer a la plaza norteafricana y en los próximos días se espera la llegada de nuevos,refuerzos de la Reserva del Cuerpo Nacional de Policía, que se unirán a los refuerzos que se habían incorporado durante los últimos días.

"Habida cuenta de la natural cobardía de Dudú, preveíamos que desde Nador podría impartir las órdenes para iniciar una escalada de violencia", añadió el delegado del Gobierno en la ciudad melillense.

A media tarde de ayer, Céspedes y el máximo dirigente religioso musulmán, Sid Dris Abdelkader, se reunieron para estudiar la situación creada tras esta escalada de violencia. Abdelkader, que está en situación de arresto domiciliario, exigió como primera condición la puesta en libertad de todos los musulmanes detenidos.

En su conferencia de prensa, Céspedes no tuvo reparos en llamar a algunos de los dirigentes musulmanes por sus apodos. Así aludía a Mohamed Abdelkader Alí como el Chino. Éste fue detenido a punta de pistola por el inspector José Antonio Jiménez, que había sido expedientado por el anterior delegado del Gobierno y trasladado forzosamente a la Península.

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Editorial en la página 8

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