Protagonismo y susceptibilidades de los estudiantes
Las últimas manifestaciones e incidentes estudiantiles han sido ampliamente difundidos a través de las páginas de EL PAÍS. Posteriormente, algunos alumnos y profesores han revisado los reportajes publicados y envían a este diario sus quejas. Por una parte, el colectivo de Formación Profesional de Coslada no quiere protagonismo y rechazan que ellos hubieran provocado incidentes; por otra, una lectora nos interroga sobre ¿premeditación o error? en relación con la información de la estudiante de 14 años herida de bala en Madrid.Medio millar de alumnos del Instituto de Formación Profesional de Coslada, que se dicen representantes de todos los estudiantes de la localidad, nos envían numerosos folios con sus firmas y señalan como injusta la generalización hecha en un artículo, por considerar que se acusa al colectivo de haber actuado violentamente y condenan "la posible actuación individual de algún compañero". En términos parecidos se expresa el claustro de profesores de dicho instituto, que tampoco descartan la posibilidad de que algún estudiante actuara incivilizadamente, lo que no autoriza a los redactores a realizar juicios descalificadores del conjunto de nuestros alumnos". La información rechazada, que bajo el título Más de 200 jóvenes de 'choque' se publicó en EL PAÍS el pasado día 24 de enero, la firmaba Azucena Criado y decía en uno de sus párrafos: "Adolescentes, en su mayoría de formación profesional, que enarbolaban como toda bandera un pañuelo blanco con la calavera pirata y el nombre de Maravall, aportado por un grupo que se había desplazado a Madrid desde la localidad de Coslada, y resultó uno de los más violentos". Esta información está basada en la observación personal y directa de los hechos, en plena batalla campal entre policías y provocadores, y en aquellos momentos la redactora mantiene que habló con jóvenes del grupo que se identificaron como estudiantes de Coslada.
En todo caso, en ningún momento se menciona a estudiantes de instituto concreto alguno de esa localidad, como el ombudsman explicó al director del instituto, Ángel Pajares Olea, si bien éste mantiene que la referencia parace clara y con digna intención de ejemplarizar subraya que "en caso de comprobrar un comportamiento incorrecto de alguno de nuestros estudiantes, tomaremos las medidas disciplinarias que correspondan".
La lectora, María Moreno Quel, desde Granada se interroga: "¿Premeditación o error?", en relación con la infor mación estudiantil del día 24 que en primera página se titula ba: Joven herida de bala... María Moreno señala: "Lean atentamente lo que dice su redactor en la página de portada: 'En uno de estos incidentes cayó herida de gravedad la joven María Luisa Prada, que recibió un impac to de bala en el glúteo, de carácter grave'. Reiteración innecesaria. Vayamos a la página 13, en el despiece del faldón titulado Una joven de 15 años, herida de bala cerca del ministerio. En el primer ladillo se puede leer: 'La joven fue intervenida pasadas las cinco de la tarde en el citado hospital. Un portavoz del cen tro sanitario dijo que la joven presentaba herida por arma en la región glútea y que su estado no revestía gravedad'. ¿Cómo se puede interpretar esta doble valoración?".
Esteban S. Barcia, firmante de la crónica, reconoce la razón de la lectora: "La entradilla de la información general ha sido reescrita al final de la jornada y refleja la calificación de la herida como grave. Efectivamente, puede parecer contradictoria la expresión 'su estado es satisfactorio' que aparece en la pieza donde se relatan los hechos que dieron lugar a la herida, que está basada en la información telefónica facilitada a primera hora de la tarde desde el hospital por compañeros de la víctima. Seguramente, al hacer la revisión de todos los textos no se advirtió esa aparente contradicción".
La realidad es que la lectora recibió la edición de Andalucía, que es la primera en cerrarse y cuyas informaciones de última hora obviamente van menos cuidadas. Posteriormente, en la edición de Madrid se corrigieron estas contradicciones.
Tomelloso: la mujer y el hombre marcados
La creación en Madrid de una Asociación de Asistencia a Violadas, en la que colaboran mujeres de diversas ideologías, fue motivo de un reportaje publicado el pasado 16 de noviembre en EL PAÍS y, firmado por Inmaculada de la Fuente. La base del artículo, que ocupaba una página del periódico, era el relato de la enfermera María Ángeles Montero, una de las primeras en recurrir a la citada asociación, afectada, al parecer, por los traumas y secuelas de una agresión masculina.
Según se señala en la información, los problemas de María Ángeles Montero se iniciaron cuando un compañero del ambulatorio de la Seguridad Social de Tomelloso, Tomás Coronado, entró en los vestuarios diciendo que quería darle un beso, cogiéndola de los brazos y forcejeando ambos hasta que María Angeles consiguió escapar, después de arrastrar a su compañero durante 14 metros, fuera de la zona de vestuarios.
La agredida presentó la correspondiente denuncia y, según posterior sentencia, la juez Antonia Sánchez Carpena, del Juzgado de Distrito de Tomelloso, condenó a Tomás Coronado por dos faltas, una contra las personas, con lesiones, y otra contra el orden público.
El defensor de los lectores ha recibido numerosos testimonios desde Tomelloso en defensa del enfermero y un escrito de Tomás Coronado avalado por medio centenar de firmas de médicos, ayudantes técnicos sanitarios y personal auxiliar, clínico, administrativo, celadores y personal de mantenimiento, tanto del ambulatorio como de la casa de socorro de Tomelloso. Se quejan de que el relato publicado por este periódico es parcial al señalar ampliamente sólo la explicación de una de las dos partes: "La versión de los hechos, por certera y objetiva que pretenda ser, queda sospechosamente incompleta. María Ángeles Montero estaba sometida a tratamiento mucho antes de su invención de intento de violación. Existen antecedentes confirmatorios en la delegación provincial del Insalud de Ciudad Real: parte de baja temporal en el servicio por crisis depresivas. Parece ser que una de las causas de su depresión era provocada por la inseguridad laboral de su marido y por las repetídas peticiones de María Angeles de ser trasladada sin conseguirlo".
Por último, en el escrito recibido se señala que el hecho cierto fue confundir "unas palabras de ánimo y bromas estimuladoras a una persona que provocaba mi conmiseración". Y termina: "Si María Ángeles Montero ha sido siempre menguada de carnes, ¿de dónde surgió la fuerza necesaria en un ser débil para arrastrar 90 kilos de peso vivo durante 14 metros, según ella afirma?".
Inmaculada de la Fuente, redactora de la información, considera que "no era mi misión centrar el reportaje en un enfrentamiento entre María Ángeles Montero y su presunto o frustrado violador. Los límites impuestos a la recogida de fuentes en este caso tenían como objeto intentar ceñirse a la problemática de las mujeres violadas, y cotejé constantemente las opiniones de la declarante con la descripción objetiva que recoge la sentencia". No obstante, los vecinos insisten en que "en este lamentable incidente también se marca a un hombre y se violan la paz y tranquilidad de su familia y hogar". El doctor Muñoz Anaya considera un error que la periodista no hubiera recabado información en Tomelloso, donde "Tomás Coronado es una persona querida y respetada por todos cuantos le conocemos, tanto compañeros como compañeras. Aquí no era ningún secreto que María Ángeles estaba en tratamiento antes de que ocurriera esta cuestión". Luis Lanuza, ayudante técnico sanitario del ambulatorio, coincide en las opiniones ya señaladas: "A este hombre, que es conocido por ser cordial y bromista, sí que se le ha marcado. ¿Y a qué asociación puede recurrir?".
Si el tema lo hubiera planteado en uno de sus relatos el escritor García Pavón, seguro que su entrañable Plinio, policía municipal de Tomelloso, hubiera reflejado, como dice el Libro de estilo de EL PAÍS, la opinión de las dos partes en conflicto.
El juez nunca acusa
Un lector, Luis Amat, atento a las noticias relacionadas con el mundo del derecho, critica "sanamente" el titular aparecido en EL PAÍS del martes 30 de diciembre pasado: El juez de Palencia acusa de estafa al vendedor de boletos del `gordo'. En la información, el corresponsal en Palencia, Francisco Alcántara, también afirma que el juez que instruye las diligencias para esclarecer la venta irregular de papeletas de lotería premiadas con el gordo de Navidad en Palencia "ha decidido acusar a Jacinto Sánchez Zambrana de un presunto delito de estafa...". Tiene razón el lector. El juez nunca acusa. Al periodista se le ha deslizado la palabra acusar, debiendo haber empleado la de procesar en el caso de indicios racionales en un procedimiento penal ordinario o de urgencia, o la de inculpar en el caso de diligencias preparatorias o en el llamado juicio oral. También podría haber empleado la expresión dirigir el procedimiento, pero nunca la de acusar. En el caso de la sentencia, el juez tampoco acusa, sino que absuelve o condena.
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