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Buenos chicos traviesos

Nadie esperaba en Daimiel, localidad ciudadrealeña donde conviven el confort y la marginación, donde las desigualdades sociales son más patentes que en otras localidades de similar población, que la travesura protagonizada por los hermanos Juan Carlos y Pedro Onteniente González, de 12 y 13 años, respectivamente, y Jesús Vicente López-Tercero Villar, de 13 años también, fuera a terminar en tragedia.Quizá sus padres no se alarmaron en principio excesivamente cuando los chicos no llegaron a la hora de comer. Ya en los carnavales del año pasado habían hecho algo parecido y fueron localizados en la vecina localidad de Villarrubia. Sin embargo, hacia las cinco de la tarde del pasado jueves los padres de Jesús Vicente hablaron con la Policía Municipal un poco asustados, aunque los tranquilizaron diciendo que sería una más de sus jugarretas habituales.

Los padres de los jóvenes pertenecen a las familias más humildes de la localidad, y su vida transcurre entre la oportunidad del empleo comunitario o, en el caso del padre de los Onteniente, en los trabajos esporádicos que le suelen salir en Tarancón o Madrid. La vida habitual de los jóvenes, según un portavoz de la Policía Municipal, era la clásica de la gente marginal. Su formación era la calle, y en ella pasaban la mayor parte del tiempo. "A veces han tenido que pasar por el cuartelillo debido a las habituales gamberradas propias de la edad y del ambiente en que se movían, pero sin más trascendencia".

El director del colegio, Emilio León, que es además el secretario provincial del CDS, definió a los chicos diciendo que "eran tan simpáticos como malos estudiantes, y su vida, sus ambientes y sus diversiones eran la calle y el campo.

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