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Dos presuntos 'gal' dicen que les contrataron guardias civiles

Rogerio Fernando Carvalho da Silva y Antonio Jorge Ferreira Cisneros, acusados en Portugal de ser los autores materiales dedos atentados contra etarras en el sur de Francia, han declarado al juez que fueron contratados por dos guardias civiles españoles, los cuales les pusieron en contacto con un miembro de la Gendarmería francesa, quien les facilitó las armas, según fuentes judiciales portuguesas. Los supuestos miembros de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) hirieron a seis personas en dos atentados realizados el pasado mes de febrero en el sur de Francia.Mario Correa da Cunha, otro de los portugueses encarcelados en Lisboa, ha declarado al juez que fue contratado por Jean-Philippe Labade, considerado uno de los jefes de los GAL, también encarcelado en la prisión de Monsato (Lisboa). Según fuentes judiciales portuguesas, Mario da Cunha estaba relacionado con la DINFO (servicios secretos militares portugueses).

Dos millones por cada muerto

Los dos supuestos autores materiales de los dos atentados afirmaron ante el juez que fueron contratados en Lisboa por dos guardias civiles españoles que se hicieron llamar Ricardo y Eduardo, quienes, posteriormente, les facilitaron información, en Bilbao.En Irún, según sus declaraciones, los dos guardias civiles les pusieron en contacto con un supuesto miembro de la Gendarmería francesa llamado Louis, quien al pasar la frontera les facilitó las armas para cometer los atentados. Una vez, realizadas las acciones, los supuestos miembros de los GAL devolvieron las armas al citado oficial. Los dos supuestos terroristas portugueses afirmaron que les habían ofrecido dos millones de pesetas por cada miembro de ETA asesinado en el sur de Francia.

Según fuentes portuguesas, el arma intervenida a uno de los portugueses detenido en San Juan de Luz, tras el segundo de los atentados, pertenecía a la policía francesa, dato no confirmado oficialmente.

Por otra parte, dos de los cuatro portugueses detenidos en Lisboa por estos atentados trabajaron en los servicios de seguridad de la Embajada de Estados Unidos en la capital portuguesa, según informaron fuentes judiciales.

Los dos supuestos miembros de los GAL pertenecían a la empresa Visegur, instalada en Alges, en los alrededores de Lisboa. Esta compañía había sido fundada seis años antes por antiguos colaboradores portugueses de la multinacional Securitas, según informa Efe.

Según las fuentes citadas, los dos portugueses estaban fuera de servicio cuando fueron detenidos por los atentados cometidos en el sur de Francia, según declararon ante el juez funcionarios de la Embajada estadounidense.

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