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Corazón

La lúcida Pilar Miró, de quien alguien ha dicho últimamente, sin conocerla, que es fría como la cristalografía de la nieve, tuvo el acierto sentimental de echarnos por televisión, entre las notis y las aventis de Navidad, el serial italiano Corazón, de don Edmundo D'Amicis, que era el libro que dábamos en el quinto curso y que uno, con mejor voz, leía a toda la clase, lectura para todos que le hizo a uno escritor, o lo que sea. Y digo lectura para todos" porque D'Amicis era un centrista sin saberlo (Díaz-Plaja y Molina Foix le han estudiado muy bien en la Prensa de estos días). Un patriota moralista que acababa de inaugurar, o casi, la libertad italiana, como nosotros hemos inaugurado la libertad española. Un socializante reprimido. Los niños de Corazón parecen Óscar Alzaga, Adolfo Suárez, Herrero de Miñón, Abel Matutes, Valls Taberner, Hernández Mancha, Osorio, Camuñas, José Luis Álvarez, Martín Villa y todos ésos, de pequeños. Corazón es un canto al centroliberalismo pedagógico que la Miró les ha brindado, sin duda irónicamente, como regalo de pascuas. Se diría que han ido todos juntos al mismo colegio. Herrero de Miñón: "Ahora se verá si el techo de la derecha podía imputarse a una sola persona". O sea, el niño malo que se revuelve contra su padre. Los escindidos de AP se dividen en dos partidos, como cuando los niños de Corazón se tiran bolas de nieve. Abel Matutes se viste la camiseta del Español, en un ademán populista muy a lo D'Amicis. Una decena de ofertas se disputan la misma clientela política. Roca, Oreja, Segurado, Verstrynge, Ruiz-Gallardón, Fernando Suárez, son los otros chicos de la clase. Valls intenta organizar la derecha. Todos parecen educados en la pedagogía patriótica, populista y progresiva, dentro de un orden, de don Edmundo D'Amicis. Deberían repartir el libro entre sus afiliados, tan numerosos como perplejos, y hacer a D'Amicis jefe de la Oposición. (Fraga podría ser el grandote de la clase, pero se ha ido cuando le iban a dar su mejor papel.) Osorio: "Miguel Herrero, no puede ser el líder de la derecha". Fraga confiaba en que sus fieles (Robles, Tocino, Baón) abandonarían sus cargos en AP. Y vuelve Osorio: "A Fraga no puede sucederle otro Fraga; yo no pienso estar en un partido dominado por un liderillo". Algunos tienen un pasado que va'de boca en boca, como el niño de Corazón, hijo de presidiario. Suárez le recuerda a Alzaga su pasado ucedista y otros le recuerdan a Suárez su pasado falangista. Hernández Mancha es el chico pobre y listo del hondo Sur. Gabriel Camuñas, Olarra y Ruiz Soto están en el último banco del aula y se han sacado del pupitre el Partido Demócrata. José Luis Álvarez y Martín Villa son los más estudiosos, pero no los más simpáticos. Hernández Mancha: "En Alianza tiene que haber gente que reparta abrazos por la calle y gente rigurosa en el Parlamento". Es exactamente la filosoria de D'Amicis, aquel Dickens italiano y docente, o sea la doble moral: populismo para el pueblo y protocolo entre los protocolarios. Estas fiestas nos hacen a todos un poco de derechas, derechismo doblado por la nostalgía del libro infantil. Que las madres desahuciadas se salven a última hora por caridad y los niños peregrinos eneuentren a su padre carcelario y bueno. Todo un programa de gobierno para el centro/derecha, que está lleno de pequeños escribientes florentinos, pequeños vigías lombardos y otros escolandos que hacen la larga travesía de la derecha a la derecha. De los Apeninos a los Andes.

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