El primer día de tregua entre el Gobierno y la guerrilla transcurrió en Filipinas con festejos populares
La primera jornada del alto el fuego entre el Ejército y la guerrilla filipina, que abre el camino para unas negociaciones de paz, concluyó ayer sin incidentes graves. Un hombre resultó muerto al disparar un grupo derechista contra los manifestantes a favor de la tregua en Davao. Varios festejos populares marcaron la histórica tregua. Ambos bandos, la guerrilla comunista del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) y las fuerzas armadas, mantuvieron el acuerdo tácito -cuya consecución, el martes, garantizó la entrada en vigor del acuerdo desde el mediodía de ayer- de evitar incidentes directos.
Los guerrilleros no abandonaron sus bases operativas en las montañas y, en algunos casos, se abstuvieron de bajar a los núcleos urbanos armados con fusiles o pistolas, evitando ser desarmados y detenidos por el Ejército o la Policía Nacional.Sin embargo, un hombre que participaba en una manifestación de apoyo a la tregua en Davao resultó muerto al disparar un grupo de anticomunistas armados sobre la muchedumbre, según informa AFP.
"El éxito del acuerdo depende tan sólo del sincero deseo de ambas partes para lograr la paz", afirmó la presidenta Corazón Aquino al término de su consejo de ministros semanal en el palacio de Malacañang, celebrando un importante éxito de sus primeros 10 meses de Gobierno, desde la caída del régimen dictatorial de Ferdinand Marcos, el pasado 25 de febrero, y tras 17 años de lucha.
Por otra parte, el general Fidel Ramos, jefe del alto Estado Mayor de las fuerzas armadas filipinas, recordó que "todas las unidades militares han recibido órdenes de respetar lo dispuesto en el acuerdo de alto el fuego".
Los integrantes del comité de vigilancia para el respeto del alto el fuego, integrado por personalidades del Gobierno, el Ejército, la Iglesia y el Frente Nacional Democrático (FND) -brazo político del NEP, y que será igualmente el foro para las futuras negociaciones de paz- tuvieron ayer la primera sesión de trabajo en Manila en su delicada tarea de velar por el cumplimiento del acuerdo.
En la localidad de Bacolod, una serie de festejos populares, acompañados de una misa por la paz, conmemoraron el acto, con presencia de varios comandantes de la guerrilla del Nuevo Ejército del Pueblo, junto a unos 100 guerrilleros -portadores de banderolas y cintas rojas, para su identificación, pero sin ir armados- al lado de militares, curas, monjas y unos 5.000 campesinos. Los guerrilleros esgrimían pancartas alabando el alto el fuego y la paz.
En Manila, el Frente Nacional Democrático organizó una concentración, con escasa asistencia de público, al frente de la catedral de Manila, en Intramuros, la parte vieja de la histórica ciudad, donde están situadas las pocas huellas que quedan de la Manila colonial española.
Sólo un primer paso
Satur Ocampo y Antonio Zúmel, principales negociadores guerrilleros con el Gobierno, recordaron que el alto el fuego es sólo un primer paso para que haya un acuerdo de paz. "Acuerdo de paz", dijo anteriormente Ocampo a la prensa, "que sólo será posible si se cumplen los tres objetivos planteados por el Frente Nacional Democrático: el de concluir el proceso de democratización en Filipinas, el respeto del nacionalismo y el fin de las interferencias extranjeras, con la presencia de bases militares americanas, y la aplicación de una verdadera reforma agraria que aporte la justicia social para todos los filipinos".Banderas del Frente Nacional Democrático, murales revolucionarios y la celebración del Día Nacional de Plegaria y Ayuno para los Derechos Humanos y la Paz servían de escenario popular para que Antonio Zúmel, sentado en las escaleras de la catedral, firmara autógrafos en las camisetas o en las publicaciones revolucionarias de sus seguidores.
Tanto Satur Ocampo como Antonio Zúmel insistieron en que, en caso de eventuales violaciones del alto el fuego, éstas "se deberán a la interpretación que las fuerzas armadas hagan de los acuerdos" firmados entre el Frente Nacional Democrático y el Gobierno de Corazón Aquino. "Porque", dijo Ocampo, "muchas veces da la impresión de que hay dos voces, la del Gobierno y la de los militares, a la hora de aplicar las reglas del acuerdo de alto el fuego firmado el pasado 27 de noviembre".
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