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BALONCESTO

Sabonis, clave de la derrota del Madrid en Kaunas

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIALEl Real Madrid perdió su primer partido europeo por influjo de Sabonis, por su acción, por su ausencia, incluso, por la protección de que gozó en la segunda parte y por el desconcierto que causó inicialmente en las filas madridistas. Además, las circunstancias contribuyeron a que el encuentro transcurriera ayer durante los 16 minutos finales en una situación eterna de punto crítico o estado crítico, alrededor de este jugador. El Madrid esperó el momento de una hipotética quinta personal para rematar la faena, pero ésta no llegó. Sí dio la impresión, sin embargo, de que habría ganado si se hubiera cumplido dicha circunstancia. Ahora bien, se mostró limitado, carente de otros recursos, para batir al Zalgiris con Sabonis.

El equipo madridista tuvo por aliado a determinados hechos, que le permitieron vislumbrar una victoria que se le escapaba claramente de las manos en una caótica primera parte. Por un lado, el hecho de que el Zalgiris comenzara la reanudación bajo un planteamiento excesivamente confiado: el técnico Garastas situó al equipo en defensa zonal y reservó a Sabonis en el banquillo, apurado por las cuatro faltas cometidas en la primera parte. Ante un Zalgiris autodebilitado, el Madrid remontó siete tantos en poco tiempo. Ello le permitió afrontar la segunda parte como si casi nada hubiese pasado antes. Poco después, Larry Spriggs sufría una lesión que obligaba al técnico Lolo Sáinz a sacar a Del Corral. Con Del Corral, el Madrid pudo presionar mejor en la defensa exterior y obligar a los jugadores soviéticos a peores porcentajes.

En esos momentos, con diferencias exiguas, el Madrid actuaba en cancha con jugadores nacionales y presionando a Sabonis a cometer su quinta falta personal. Branson, con cuatro personales, y Spriggs, tras sufrir un calambre, esperaban en el banquillo. De haber caído la estrella lituana, el conjunto madridista habría contado con una gran superioridad. Pero ese punto crítico se estabilizó durante 16 minutos. Todos cuantos intentos se realizaron por provocar la personal deseada fracasaron y Branson y Romay acabaron por caer. Sabonis en ataque fue imparable, con contadísimos errores en sus lanzamientos (77% de aciertos en todo el partido).

Pero, hasta ese largo período, el Real Madrid llegó con más pena que gloria, trastabillado tras un primer tiempo desastroso en el que reinó el caos: malos porcentajes, ausencia de tiro exterior, descuidos defensivos y pérdidas de rebotes. Sólo con el contraataque en la mano y con la lenta cadencia de los tiros libres, el equipo madridista mantuvo su anotación particular. Spriggs provocó una primera descoordinación defensiva a la hora de sujetar a Kurtinaitis; Romay y Branson tardaron un poco en mantener el equilibrio reboteador, Corbalán perdió mando e Iturriaga y Branson se mostraron desconfiados con su tiro. Y es que el Madrid empezó con miedo.

Dio la impresión de que Sabonis y el ambiente de penalidades que rodea a todo viaje a Kaunas ejercieron de fantasmas. Larry Spriggs tuvo un mejor comportamiento ofensivo que reparó algunos defectos, Jugando cerca de la zona, pero se vio incapaz de superar otro fantasma con cara, la de Sabonis. El Zalgiris se colocó en 15 tantos de ventaja (49-34) a menos de un minuto del descanso.

Así que, sin demasiados méritos, llegó más que el punto crítico, el período crítico. Con Del Corral e Iturriaga en las alas es evidente que el Madrid defiende mejor, y ya es un dato. Con ellos, el Zalgiris careció de tiro exterior y se quedó limitado a Sabonis, así de claro. El Madrid movió mejor su ataque estático, encontró a Branson en una línea más parecida a la suya habitual, halló mejores tiros de Iturriaga, reapareció la agresividad de Del Corral, surgieron algunos tiros sueltos y eficaces de Rullán, además de las acciones de Iturriaga. Pero sobre todo, apareció un mejor sentido de equipo y un mayor dominio del tiempo. Pero Sabonis no se fue, aguantó, falló sólo dos lanzamientos en este período y dejó al Real Madrid en estado de constante preocupación. Finalmente, la fortuna ayudó a los soviéticos cuando el Madrid estaba a punto de colocarse en ventaja, lo que nunca consiguió salvo tres empates; la fortuna vino de la mano de determinadas canastas de algunos jugadores marginales Sibilis, Visotkas o Brazis.

Sabonis había conseguido aguantar 20 minutos con cuatro personales y eso bastó para que justificara la victoria soviética. La Copa de Europa no ha hecho más que empezar, en cualquier caso, y con otras sorpresas, como la derrota del Tracer italiano en Orthez (Francia). Ayer, el Macabbi israelí venció al Zadar yugoslavo, 99-83.

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