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La tercera ronda negociadora para reducir la presencia militar de EE UU acaba sin avances

La tercera ronda negociadora para la reducción de la presencia militar norteamericana en España concluyó ayer sin avances sustanciales, con las dos partes manteniendo sus posiciones de origen y remitiendo a la próxima reunión -el 3 y 4 de febrero, en Madrid- la esperanza de romper el actual bloqueo. El ambiente en que se desarrolló la reunión del lunes y martes entre las delegaciones española y norteamericana fue calificado de "trabajoso, arduo y delicado" por el director general de la Oficina de Información Diplomática, Inocencio Arias.

El mismo portavoz añadió que "el tiempo empieza a apremiar", en. referencia a la necesidad de que las negociaciones concluyan antes del otoño próximo. "Pero no creo que -haga falta que se agote la paciencia española".Arias dijo que no se ha puesto en discusión la capacidad de las Fuerzas Armadas españolas para cubrir las misiones que llevan a cabo las fuerzas norteamericanas y matizó una pregunta diciendo que Estados Unidos "no puede exigir", porque se trata de unos efectivos militares estacionados en territorio español.

Por su parte, y en las únicas y medidas palabras de los jefes negociadores, Máximo Cajal, declaró que la reunión se había desarrollado en un ambiente "franco y amistoso", y que las conversaciones habían sido "útiles".

El embajador norteamericano, Reginald Bartholomew, jefe de la delegación de su país, dijo que las conversaciones se habían desarrollado en un "buen ambiente, como corresponde a dos países amigos y aliados". Un portavoz de la embajada norteamericana, dijo posteriormente a este periódico que, como había dicho Reginald Bartholomew a su salida de la reunión, "es normal dejar los detalles en la sala de negociaciones".

El hermetismo informativo que mantienen de común acuerdo las dos partes desde la anterior reunión, celebrada en Washington el pasado octubre, se interpreta como un claro síntoma del bloqueo en el que se encuentran las dos partes. Los españoles ¡insistiendo, "con firmeza y tajantes", en la exigencia de que la reducción de la presencia militar norteamericana debe ser "sustancial" tanto en hombres como en instalaciones, mientras los norteamericanos insisten en su tesis de que una reducción de sus efectivos en España supondría un serio debilitamiento de la defensa occidental en el flanco sur de Europa.

En la reunión del lunes y martes en Madrid, las posiciones de españoles y norteamericanos han seguido "muy cerradas", según observadores cercanos al equipo negociador de Madrid. Los avances, en consecuencia, ha sido "mínimos" para unos, y "nulos" para otros.

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Hasta abril

Mientras continua el bloqueo de posiciones y el hermetismo informativo en estas negociaciones hispano norteamericanas, una fuente oficial, que pidió no ser identificada, pronosticaba ayer que hasta abril o mayo no se concretará un acuerdo final sobre la reducción militar norteamericana y que, en cualquier caso, la firmeza española exigiendo que tal reducción sea importante no se va a rebajar "un milímetro". La misma fuente recordaba a este respecto que se trata de un compromiso "político" del propio presidente del Gobierno, que incluyó este punto en la pregunta del referéndum sobre la OTAN.Tal compromiso político no fue hecho en el vacío, sino que estaba apoyado también en argumentos técnicos detenidamente estudiados, añadió la misma fuente. Y en este sentido, se señala que el modelo de 1986 es totalmente distinto al de 1953, cuando se firmó el primer acuerdo hispano-norteamericano. Otro elemento a considerar es el papel y el equipamiento de las Fuerzas Armadas españolas, totalmente distinto ahora.

Finalmente, la capacidad técnica de los equipos militares ha avanzado sustancialmente desde 1953, por lo que la presencia militar norteamericana en España supone una sobreinversión defensiva que hay que reducir y situar en sus justos términos, concluyen las fuentes españolas, recogiendo los argumentos de Felipe González.

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