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Vida contra esclerosis

Tras las experiencias de Budapest y Pekín, ¿cree Moscú en las virtudes de la empresa privada como tal? Faro del socialismo, la URSS no puede, sin desdecirse, abandonar los principios sagrados. Es más, se trata de un imperio cuya supervivencia depende en gran medida de su capacidad de reagrupar en torno a un centro, Moscú, los sectores diferenciados que le han legado la historia y las amenazas. Como receta económica, el centralismo es también un modo casi indispensable de gobernar. Las medidas adoptadas por el Soviet Supremo son de una fascinante ambigüedad: se da el sí con la boca pequeña a un fenómeno demasiado importante como para ser ignorado, mientras la dirección del país se afana en controlar todo., 21 de noviembre

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