La publicidad engañosa de unos gemelos
Los mensajes publicitarios tienen sus riesgos, y hasta el momento los medios de comunicación españoles no han arbitrado un sistema de vigilancia o control para responder a los clientes que se sienten defraudados. Éste es el caso que nos ocupa. EL PAÍS ha publicado un anuncio: "Venta de excedentes del depósito Marina, SA ¡¡Aviso!! Gemelos de mar y de campo, todos en su funda original. Campo visual de 50 millas por sólo 1.750 pesetas". El resto del texto era efectivamente atractivo, con unas especificaciones técnicas que, de creérselas, resultaban una oferta dificilmente igualable en las tiendas del ramo.La realidad parece ser otra. Numerosos lectores se han puesto en contacto con el defensor de los lectores. Por ejemplo, José Antonio Martín Urrialde, desde Madrid, critica al periódico, "diario de calidad y seriedad", por no constatar la veracidad de los anuncios que publica. Denuncia el hecho para "evitar que otros asiduos lectores sean estafados como yo lo fui". Manuel Carrasco escribe desde Linares y nos señala que ha tramitado una denuncia oficial y ha reclamado a la casa anunciadora. Al mismo tiempo, solicita de EL PAÍS que "investiguen el caso para que no caigan más en la trampa de publicar anuncios engañosos y así perder parte del prestigio que tiene el mejor periódico de España". Ramiro Sainz Ordoño ha ido más lejos y ha elaborado un informe, que ha hecho llegar a este periódico, en el que concreta, entre otros datos, que en el almacén de suministros diversos del Ejército no saben nada del tema y que el Depósito Marina, SL, en Gran Vía, 59, de Madrid, no existe.
El subdirector gerente de Publicidad de EL PAÍS, Manuel de la Rica, ha atendido las quejas de los lectores. Nos comunica que por el momento ha suspendido los anuncios sobre los citados gemelos, que tenía pendientes de publicar, y ha solicitado una reunión con el anunciante. Reconoce que es muy dificil que ningún medio mantenga un control sobre todos y cada uno de los productos que se anuncian, en este caso en las páginas del periódico, y nos señala que en otros países sí existen esos controles. Por el momento, considera que lo único que se puede hacer es vigilar, cuando el lector lo denuncia, la credibilidad del producto.
El copríncipe de Andorra
En la edición de EL PAÍS del sábado 27 de septiembre se informaba, en crónica de José Antich, enviado especial a Andorra la Vella, de la visita a aquellos valles del presidente de Francia, François Mitterrand. Un lector, Alex Gomis i Noguera, desde Valencia, nos indica en relación con esta crónica: "La primera autoridad francesa, como copríncipe de Andorra, coincidió con el otro copríncipe, obispo de la Seu d'Urgell, doctor Martí Alanís. El redactor del periódico, refiriéndose al eclesiástico, lo citaba una y otra vez como el copríncipe español. Como con arreglo a la ley dicho calificativo puede inducir a error, agradecería que en su sección se corrigiera el equívoco en beneficio de los lectores. La nacionalidad personal del doctor Martí Alanís es propiamente accidental en este contexto, ya que el mismo no llegó a compartir la más alta magistratura andorrana por ella, sino que lo hizo como titular del obispado de la Seu d'Urgell. Así pues, podríamos decir que lo que es relevante en este caso es la situación eclesiástica del doctor Martí Alanís, no su nacionalidad. En este sentido puede considerarse mucho más apropiado calificarlo como el copríncipe episcopal".
"Para mayor claridad" -añade nuestro comunicante- "se podría dar el caso de que la Santa Sede, haciendo uso de sus atribuciones soberanas, nombrase obispo de la Seu d'Urgell a persona de diferente nacionalidad que no fuera española, y en ese caso el adjetivo utilizado por el redactor de la noticia no cabría en absoluto".
Puestos en contacto, el pasado día 8 de octubre, con José Antich, de la Redacción de Barcelona, a quien le enviamos copia de la carta recibida por si estimaba oportuno comentar algo sobre el tema, obtuvimos inmediatamente una llamada del director adjunto en la Ciudad Condal, Antonio Franco, quien consideraba que no merecía la pena tratar ese tema. Insistimos en que comunicase a Antich que nos explicara sus razones. El día 29 volvimos a reclamar a Antich su versión, y concretó que Antonio Franco le señaló que olvidara el tema, pues ya estaba zanjado.
Hasta aquí la información sobre el copríncipe español de Andorra que el defensor de los lectores escribió para que saliese publicada el pasado domingo.
El director adjunto, Augusto Delkáder, director en funciones el pasado sábado, eliminó esta información de la columna, y justifica así su decisión: "Me pareció oportuno aplazar una semana la publicación de este tema del copríncipe de Andorra con el fin de que se pudiera ofrecer una contestación a la queja planteada por el lector. El viaje profesional que realizaba a Tokio el director adjunto de Barcelona impedía aclarar el pasado fin de semana el posible malentendido que dificultaba la respuesta de la Redacción catalana. Con este aplazamiento y reintegrado a Barcelona el responsable de la edición catalana, no ha existido el más mínimo inconveniente para satisfacer la curiosidad del lector sobre la nacionalidad del copríncipe".
Efectivamente, Antonio Franco nos envío el pasado viernes día 7 de noviembre las notas de José Antich sobre el tema, basado en la opinión de Joan Masa, asesor del obispo de la diócesis de Urgell para los asuntos de Andorra, que dice: "Es válida la expresión copríncipe español al referirse al obispo de la Seu d'Urgell, Joan Martí Alanís. Nosotros usamos la expresión copríncipe español por simetría con el copríncipe francés. En puridad, sin embargo, no encarna la soberanía del Estado español propiamente dicha, y ése es el caso del otro copríncipe, el presidente de la República Francesa. De todos modos, científicamente, si se considera que uno no es propiamente copríncipe español, el otro tampoco podría denominarse copríncipe francés". Y añade Antich: "Sobre el supuesto, que considera improbable, de que se nominara obispo de la Seu a un representante religioso de otra nacionalidad, el asesor opina que a pesar de todo se le podría considerar copríncipe español. Teóricamente es posible, pero a la hora de la verdad es más dificil. Basta recordar los problemas registrados en Sevilla cuando se nombró obispo de la diócesis hispalense a Carlos Amigó Vallejo, que procedía de la diócesis de Tánger, a pesar de que poseía la nacionalidad española".
Y concluye Antich: "la Gran Enciclopedia Catalana, por otra parte, señala que en 1842 se suprime el delme (sic) eclesiástico y define a Andorra como una república independiente bajo la protección de los estados español y francés".
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