El optimismo choca con la falta de ideas
La situación de los mercados de valores apenas ha sufrido variaciones en esta última sesión, pues tampoco ha cambiado ninguno de los factores del entorno económico que pueden influir en la evolución de la renta variable. Las transacciones se suceden a buen ritmo, aunque la falta de orientación ha hecho que el listón de los beneficios a retirar haya descendido sustancialmente, por lo que las escasas plusvalías acumuladas en estos días se han materializado en parte, sobre todo en aquellos valores en los que la inversión a corto plazo no tiene demasiada fe. Los altibajos han sido más numerosos que en jornadas anteriores, obligando así a los índices generales a registrar pequeñas subidas que denotan la falta de fuerza y de expectativas del mercado, lo que, en definitiva, no viene sino a corroborar el carácter aislado de estas sesiones en las que se empieza a notar un exceso de precauciones por parte de los inversionistas.La estabilidad de estas sesiones es un buen resultado si se tiene en cuenta que se está actuando con el nivel de los precios en contra. El estancamiento de la actividad parece fuera de las previsiones de la inversión a corto plazo, que, aun reduciendo sus beneficios, está dispuesta a mover el dinero en uno de los escasos campos en los que todavía puede hacerlo. El paulatino descenso de los volúmenes contratados, sobre todo a crédito, indica que se está entrando en uno de esos períodos en los que la falta de ideas es la única nota destacada de cada sesión. Las esperanzas empiezan a centrarse en un índice de precios al consumo en tomo a cero para octubre, lo que tan sólo significaría un no empeoramiento de la situación, pero en cualquier caso no se trata de un dato positivo.
Los resultados obtenidos por el grupo bancario pueden servir de resumen de lo que ha sido esta sesión, pues el equilibrio que mostraban oferta y demanda -con 15.000 títulos como saldo comprador para los siete grandes- ha venido a romper las escasas expectativas de mejora que se tenían en los círculos más optimistas. La ventaja que le otorga al mercado la ausencia de orientación es que tanto el papel como el dinero se van retirando a esperar acontecimientos, como indica el total de títulos ejecutados, que para estos mismos valores ha descendido hasta cerca de 300.000. Las cotizaciones, sin embargo, han acusado con más facilidad la presencia del dinero, produciendo dos avances de 10 y 11 enteros frente a un solo retroceso y cuatro repeticiones.
Electricidad y comunicaciones han registrado situaciones parecidas, con discretos avances y algún que otro retroceso, pero siempre dentro de unos márgenes muy estrechos. En cuanto a los sectores industriales, hay que señalar que otra vez se han reunido en ellos las variaciones más importantes, mostrándose más sensibles a las oscilaciones del mercado. La facilidad con que estos valores se ajustan a la oferta o demanda del día les convierte en un elemento indispensable para los movimientos especulativos, pues no es necesario esperar dos o tres días para obtener un beneficio discreto.
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