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Un obrero manual

Fue, un día, el sucesor más claro de Nicolás Redondo para la secretaría general de UGT. Luego, las relaciones entre uno y otro se fueron deteriorando.A pesar de su genio un tanto irascible, un punto violento, Corcuera guarda esa honestidad de los que no olvidan su origen de obrero manual. Y si un día comunicó a Redondo que abandonaba el sindicato para que sus diferencias no fueran aprovechadas como signo de división, también fue capaz después de rechazar su inclusión en las listas de diputado por provincias con las que no tenía ninguna vinculación. Algunos, cuando oyeron su negativa, bajaron los ojos y trataron inútilmente de encontrar justificaciones a sus candidaturas en provincias que no habían pisado en su vida. A él, que había sido parlamentario en la anterior legislatura, no le importó perder de la noche a la mañana el título de señoría.

Casado, con dos hijas, nació en 1945 en un pueblecito de Burgos, en Pradoluengo, aunque siempre ha vivido en Portugalete (Vizcaya). A los 14 años ingresó como aprendiz en Altos Hornos de Vizcaya, de donde salió para trabajar en tareas ejecutivas del sindicato.

Sus discrepancias con la postura oficial de UGT estallaron con motivo de la reforma de pensiones. Corcuera apoyaba la reforma contra la opinión de Nicolás Redondo; pero esperó a estar fuera de la ejecutiva del sindicato para hacer pública su postura.

No tiene más formación que la que le han dado sus años de sindicalista y la que ha ido adquiriendo por su cuenta. Pero posiblemente su intuición, su capacidad como negociador -tenaz, difícil, pero dispuesto a discutirlo todo- su honradez y una sinceridad que a veces roza la impertinencia equivalgan sobradamente a cualquier título universitario.

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