La ópera desembarca en la primera cadena
La ópera entra esta noche en la primera cadena por la puerta grande y barroca diseñada por Franco Zeffirelli. Su Traviata, que estará en los receptores a partir de las 21.15, constituirá sin duda un acontecimiento digno de figurar en el diario del buen aficionado al género.Por primera vez, al amante de la ópera se le va a reconocer la misma exigencia de horas de sueño que a los demás telespectadores. Bien es cierto que su pasión está marcada por el signo indeleble de la nocturnidad, pero TVE habitualmente se lo cree demasiado, mostrándose impúdica a la hora de mantener despierta la afición lírica hasta la madrugada. Por lo demás, la ópera en la primera cadena viene a ser un reconocimiento implícito del terreno ganado por el género en este último cuarto del siglo XX.
Naturalmente, todo ello hubiera sido imposible si las grandes productoras cinematográficas no se hubieran lanzado hacia
el drama cantado con la voracidad con la que lo han hecho en estos últimos tiempos. Hoy 12 ópera está ya dentro del starsystem, y figuras como Plácido Domingo, al que esta noche veremos en el papel de Alfredo Germond, corroboran sobradamente este extremo.
Zeffirelli, autor de una filmografía frecuentemente denostada por la crítica, ha sido sin embargo extremadamente sincero con el mundo de la lírica, en su doble trabajo de productor para la es cena y de director cinematográfico. Su entrada en La Scala, en 1948, significó un revulsivo para las costumbres de aquella casa: él iba a hacerse cargo de todo, desde la puesta en escena hasta los decorados, el vestuario y la iluminación, algo que ni siquiera Visconti haría.
Expresión dramática
La experiencia acumulada le serviría de mucho en su trabajo para la pantalla. Como ha declarado recientemente en una publicación francesa, piara él la ópera es ante todo expresión dramática, luego rítmica y finalmente musical. La música, en definitiva, geometriza el drama, que debe ser pensado como recitado. Sus filmes de ópera -fundamentalmente La Traviata que veremos esta noche y el Otello presentado en el último festival de Cannes, nuevamente con Domingo en el papel principal y Katia Ricciarelli como Desdémona- se dirigen claramente a aquellas personas que nunca pusieron los pies en un teatro de ópera, acaso intimidados por su histórica imponencia.Los resultados están ahí: Teresa Stratas, que interpreta el papel de Violetta, se muestra enigmática ante la cámara. Si María Callas, que fue dirigida en la es cena por el propio Zeffirelli, hacía de La dama de las camelias una versión llena de ensueño, Stratas es, en cambio, una calculadora fría, creadora y a la vez espectadora de sus propios resultados. Ante ella, Plácido Domingo despliega su bien conocido ímpetu. El marco en que se desa rrolla la acción va más allá de los límites de un escenario: los medios del cine se ponen al servicio de la ópera, y el resultado, aun que recargado, resulta sugestivo.
La traviata se emite hoy por TVE-1 a las 21.15.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.