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Meritorio empate de España ante el equipo experimental de Beckenbauer

ENVIADO ESPECIALEspaña logró un meritorio empate en Hannover ante el equipo probeta del seleccionador alemán Franz Beckenbauer. El equipo de Miguel Muñoz aguantó con buen orden defensivo el primer tiempo, se puso por delante gracias a la chispa resolutiva de Butragueño, pasó sus peores momentos en una larga fase del segundo tiempo y luego mejoró con la entrada de Señor y Julio Alberto, que sustituyeron, a los flojos Francisco y Gordillo. El partido. le sirvió a Beckenbauer para encontrar en Matthaus al nuevo líder de su equipo experimental.

Beckenbauer vio el partido de pie, con su hombro izquierdo apoyado en la barandilla del foso de los suplentes. Del minuto 30 al 35 hizo tres gestos ostensibles de disgusto por el excesivo abuso de balones jugados en corto y hacia atrás por sus hombres, incapaces de salir con el esférico controlado, justamente la principal virtud que tuvo el seleccionador alemán en su magnífica trayectoria futbolística. Beckenbauer se fue de la banda, dio instrucciones a Berthold y le hizo ademanes de que pisara más el acelerador, es decir, que le diese los balones a Matthaus. Pero este tipo de instrucciones debe necesitar algunos minutos de asimilación en los cerebros de los jugadores alemanes, porque a poco del final del primer tiempo el propio Berthold le dio un balón en bandeja a Salinas, que éste cabeceó fuera. En la siguiente jugada, Butragueño no perdonó.

Butragueño, que sí es jugador de mente rápida y eléctrica, supo explotar el problema de la defensa alemana y enganchó una espléndida jugada, naturalmente con Michel. La particular sociedad que forman los madridistas volvió a funcionar aunque la última acción la cotizó el pie del defensa Buchwald.

El partido no era de calidad pero sí resultaba bonito por la similar lucha táctica de ambos equipos. Con marcajes parejos en defensa frente a los dos delanteros rivales, Berthold frenaba a Gordillo porque Beckenbauer no debía conocer cómo está de mal el madridistá. Mufloz, por su parte, ordenaba taponar al lateral Frontzcek, en la otra banda, con Michel. El equipo se defendía con orden, con Tomás, Goikoetxea y Camacho espléndidos. Sólo algunas indecisiones de Gallego, mejor en sus salidas hacia arriba que como libre, plantearon algún problema a sus compañeros.

Beckenbauer oxigenó a su equipo con dos cambios tras el descanso y el equipo alemán se fue para arriba. Aunque Víctor se mantenía con firmeza frente al líder Matthaus, Francisco y Gordillo pedían el cambio a gritos. Cuando Muñoz se decidió a sacarles del campo, el rival ya había dado la vuelta al partido.

España había pasado nialos momentos pero Julio Alberto le devolvió fuerza al equipo. Otro de los cambios realizados influyó decisivamente para que el conjunto español consiguiera el excelente resultado porque la inteligencia de Señor, mostrada en un magnífico giro de cintura que dejó, sólo a Salinas, marcó el inicio de la jugada del empate. Esta vez Salinas no marcó su golito, como acostumbra en el Atlético de Madrid, pero sí provocó un penalti decisivo que le dio la oportunidad a Goikoetxea, de fusilar el tanto. España dio así un paso más en el largo camino ya recorrido hacia el máximo respeto del fútbol mundial.

El otro cambio que introdujo Muñoz en el equipo, el de Uralde, significó la vuelta de este jugador a la selección después de cuatro años de ausencia. El de ayer fue su tercer partido como internacional. El último lo disputó en el Mundial 82 de España, frente a Inglaterra. El seleccionador comentó que había apreciado "buenos detalles" en el poco tiempo que actuó Uralde.

Sin voto

El contencioso que mantienen desde el pasado verano la cadena de radio Antena 3 y la Federación no tuvo repercusión alguna ayer, y el redactor Fernando Soria, vetado por la Federación para cubrir informaciones en instalaciones "propias o alquiladas" realizó tareas informativas en el partido de ayer. Aunque la Federación pretendió evitarlo, y no acreditarle para este partido, no pudo finalmente hacerlo, al jugarse el encuentro en un estadio sobre el que no tenía jurisdicción.

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