Wladislaw Bartoszewski
Historiador y escritor polaco, recibió el domingo pasado el Premio de la Paz de los editores alemanes occidentales
"Cronista del sufrimiento" se le ha llamado a este intelectual espigado y miope que en sus 64 años de vida ha sufrido en propia carne los trágicos avatares que la historia del siglo XX ha deparado a su patria, Polonia. WIadislaw Bartoszewski, historiador y escritor que fuera presidente del hoy disuelto Pen Club polaco, recibió el domingo en Francfort el Premio de la Paz de la Asociación de Libreros Alemanes, el máximo galardón literario de la República Federal de Alemania.
Este premio, dotado con 25.000 marcos (1,5 millones de pesetas), le ha sido concedido por su labor en favor de la reconciliación entre alemanes y polacos. Nacido en Varsovia, muy cerca del barrio judío, apenas había cumplido 17 años cuando comenzó un calvario que le llevaría al campo de concentración de Auschwitz y después a un largo periplo por cárceles durante el estalinismo. En 1939, las fuerzas de ocupación alemanas lo detuvieron creyéndolo judío. Otro polaco, detenido también por error, acudió al oficial alemán al mando, le enseñó una medalla de la Virgen y se declaró católico, por lo que fue liberado. Bartoszewski calló y, como dice hoy, sintió profunda vergüenza. Poco después estaba en Auschwitz.Liberado en 1942, se une al Ejército Patriótico polaco (AK), participa en el levantamiento de Varsovia y dirige operaciones de salvamento y huida de judíos polacos perseguidos por los alemanes. Durante el estalinismo no mejoró la situación de este católico adversario de los extremismos, comprometido con la verdad y la tradición humanista, en la que ve el auténtico nexo de unión del continente europeo. Con ocho años en prisión pagó su rechazo al silencio impuesto. Hasta después de cumplir 45 años no pudo publicar su primer libro; sin embargo, insiste, "vale la pena la integridad". Muchos años más tarde, el 13 de diciembre de 198 1, volvió a ser detenido en su casa de Varsovia tras declarar el general Wojciech Jaruzelski la ley marcial.
Bartoszewski, en la actualidad profesor en la universidad católica de Eichstatt, en Baviera, pronunció un discurso de agradecimiento por el premio en el que reafirmó su fe en la cultura y tradición del viejo continente y advirtió sobre los peligros de aceptar desde Occidente, por comodidad, la falta de libertad de los pueblos de Europa central y oriental. La paz sólo puede darse con libertad, y la libertad, sólo con la verdad. "La escala de valores común a todos los europeos durante siglos, desde Toledo a Cracovia", decía recientemente a EL PAÍS, "siempre ha estado encabezada por el valor de la vida y la dignidad del hombre. La dignidad que tiene el campesino español es la misma que defendieron los trabajadores polacos en el sindicato Solidaridad". Bartoszewski, que insiste en que tuvo mucha suerte" por haber sido siempre perseguido y nunca perseguidor, tiene una vitalidad y un humor que parecen un gran gesto de insolencia hacia aquellos que intentaron hacerle callar por todos los medios. Él, sin embargo, defiende la palabra.
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