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Oriach, presumible dirigente de Accion Directa, liberado en París con cargos menores

Lluís Bassets

Frédéric Oriach, presumible dirigente de Acción Directa detenido en París ante las cámaras de televisión el pasado jueves, fue puesto en libertad al día siguiente con los únicos cargos de documentación indebida y apología de crímenes y asesinatos. Según una de la teorías construidas en torno a la autoría de los atentados, Acción Directa habría facilitado infraestructura a las Fracciones Armadas Revolucionarias de Líbano (FARL) para la reciente campaña de bombas en París. Una nueva pista policial acaba de pinchar, pues, con la puesta en libertad de Oriach, acusado de delitos que nada tienen que ver con los recientes atentados.Dos nuevas declaraciones han venido a matizar el papel que juega Siria en el enorme embrollo creado en torno a los atentados y a la exigencia de liberación de Georges Ibrahim Abdala, el presunto dirigente de las FARL. Un portavoz de la Presidencia de la República manifestó el viernes, con ocasión del viaje de François Mitterrand a Andorra, que "el Elíseo no juzga favorablemente las facilidades que le han sido dadas" al arzobispo griego-católico Hilarión Capucci para visitar a Abdala.

Por su parte, el ministro de Justicia, Albin Chalandon, como queriendo compensar el conjunto de gestos del Gobierno que permitían especular con una negociación con los terroristas, anunció el inmediato procesamiento de Abdala y la vista del juicio para el próximo mes de febrero.

En una secuencia de rápidos acontecimientos, la visita del arzobispo sirio Capucci a Abdala, los sucesivos viajes a Damasco del ministro de Cooperación, Michel Aurillac, y de un alto dirigente argelino mediador en el caso del ciudadano francés secuestrado en Líbano Gilles Peyrolles, y el paso por París del propio ministro de Asuntos Exteriores sirio, Faruk al Shara, habían permitido construir teorías suficientemente coherentes sobre algún tipo de negociación para terminar con la ola de atentados. La misma detención de Oriach, reconocido simpatizante sirio, permitía seguir trazas de un camino que llevaba finalmente a Damasco.

A pesar de las manifestaciones de Chalandon, algunos comentaristas han destacado la debilidad de las pruebas de complicidad en el asesinato de dos diplomáticos, uno norteamericano y otro israelí, de que deberá responder Abdala. Si este ciudadano libanés llega a sentarse ante el tribunal, cosa que según el diario Le Monde de ayer difícilmente se puede producir en febrero, el acontecimiento promete convertirse en un caso sonado, muy en línea con los últimos sucesos. A la televisión no le ha faltado imágenes atroces, sea de la acción devastadora de las bombas, de la detención de Oriach, o las más recientes de un vídeo de autor anónimo sobre un interrogatorio de Abdala, realizado al parecer en dependencias policiales.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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