Timo en el teatro
La cultura en este país sigue siendo una paradoja. Nos llega el mejor arte -sea pintura, música, ballet-, pero se nos sirve no en un plato, sino en el suelo. El caviar ruso nos lo echan como a los cerdos, para comerlo con los dedos. 0 a base de estirar el morro.Eso es, al menos, lo que sucede en el teatro Monumental, donde muchos espectadores salieron indignados el pasado 13 de septiembre tras la función del Ballet de la ópera de Kiev, El lago de los cisnes, un gran espectáculo que una vez más bastantes tuvimos que ver a medias, impotentes frente a las columnas que impedían la vista. El caso es cobrar 2.000 pesetas por butaca aunque veas un tercio del escenario.
No es la primera vez que esto sucede -al menos a mí- en el teatro Monumental. A pesar de las quejas, los gerentes del teatro siguen engañando y despreciando al ciudadano, que paga un precio que no se corresponde con la localidad, que debería desaparecer definitivamente. Más que en el lago de los cisnes, uno parecía estar en el infierno de Dante.-
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