Los mercados de valores esperan bajando
La sesión bursátil de ayer no ha servido sino para demostrar que las prolongadas situaciones de espera en los mercados de renta variable casi siempre acaban provocando una reacción nerviosa. Las bolsas no saben afrontar estas tesituras nada más que con deslizamientos a la baja, como única respuesta posible a las eternas fases de temple de gaitas que no conducen a ningún sitio.Puede considerarse como normal que el índice se haya decantado con cierta franqueza por la corrección, aunque, una vez analizada la composición de las bajas, éstas se muestran ciertamente carentes de base, al menos relativamente. El hecho de que sea el segmento eléctrico uno de los que ha sufrido la embestida del papel, pese a su favorable relación entre precio y rentabilidad por dividendos y ampliaciones, y pese a sus mejores previsiones económicas, no tiene fácil explicación. Este aumento de rentabilidad derivada del recorte sufrido ayer carece de contenido en esta situación de falta de optativas que sufre el mercado. Por su parte, Telefónica también se ha anotado una ligera corrección o ajuste a la baja, que podía haber sido más profundo, a pesar de las necesidades de la propia sociedad de mantener un cambio alto de la acción para animar al canje a los tenedores de títulos de renta fija. Más justificable es el varapalo sufrido por algunos de los principales componentes del grupo bancario, ya que acumulan importantes plusvalías en sus cotizaciones.
Los valores especulativos son los que han registrado una febril animación, derivada directamente del ahínco con que los inversionistas a corto plazo han hecho presa en ellos para conseguir revalorizaciones rápidas, aunque muy comprometidas. Por tanto, la dinámica operativa del mercado en los momentos actuales puede considerarse como muy extraña y, en todo caso, apta sólo para bolsistas que no padezcan ningún tipo de enfermedad coronaria. En principio, los nervios pueden considerarse los causantes de este anómalo comportamiento que deja las espadas en alto hasta que concluya el mes y con tintes más oscuros para las siguientes semanas.
Los abundantes vencimientos de operaciones compradoras con crédito al mercado de finales de mes y las órdenes procedentes del extranjero tendrán en las próximas sesiones una importancia de notable trascendencia, ya que puede echar a rodar una bola de nieve, de la que nadie sabe dónde puede llegar a pararse. De momento, todo son hipótesis más o menos probables, por lo que habrá que seguir esperando el paso de los días, hasta que se produzca algún hecho clarificador de la dirección y, sobre todo, de la fuerza con que los mercados afrontarán el futuro.
El pronóstico queda abierto, ya que en las bolsas casi siempre sucede lo contrario de lo dictado por la lógica, si bien también es cierto que al final las teorías de mercado eficiente van corrigiendo los excesos producidos en uno u otro sentido. Como dato que ayude a establecer la apuesta, basta decir que las grandes carteras siguen refugiadas en otros activos y, por ahora, no dan la impresión de tener especiales prisas por volver al mercado de la renta variable.
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