_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Román Perpiña, algo mas que un economista

Poco tiempo antes de que estallase la guerra civil española aparecía en castellano De economía hispana. Contribución al estudio de la constitución económica de España y de su política económica. Según el autor, se trata de la primera y mejor explicación que se ha dado en el siglo XX del funcionamiento total de la economía española como un sistema integrado

Esta obra había visto la luz escrita en alemán, en las; páginas de la revista del prestigioso Instituto de Economía Mundial de Kïel, en enero de 1935. Esa publicación se realizó bajo los auspicios del introductor del término y concepto estructura económica (1926), Bernard Harms. En una larga sobremesa que Román Perpiñá aún recuerda Harms animó al joven profesor a dar a conocer sus ideas por considerarlas nuevas en la ciencia económica de la época.En sólo tres capítulos titulados La estructura económica de España, La política económica española y Análisis del sistema económico español, se ponía delante del lector, de una forma rotunda y completa, sin una sola línea de distracción, un panorama total de cómo era, cómo estaba constituida y cómo funcionaba la economía española.

Por primera vez se presentaba a la economía española como una estructura, en la que un centro y una periferia intercambiaban sus producciones, dentro de unos límites modestísimos que les había impuesto una política económica preocupada sólo por la protección de la producción y con total ovido del mercado y los consumidores. Sus instrumentos: todo tipo de intervencionismos y las barreras arancelarias. Para decirlo con palabras del propio autor, "la industria española tiene tres mercados para colocar su producción: la España interior, su propio mercado industrial y la periferia exportadora. Igualmente la agricultura interior tiene en la periferia exportadora una parte de su mercado. Así pues, tanto la industria como la agricultura, protegidas, que sólo pueden vender al mercado español, tienen, a través de su mercado de la periferia agrícola exportadora, una dependencia indirecta, pero decisiva, económicamente, del exterior". Estas palabras eran un auténtico revulsivo en una época en que se presentaba a la economía como un sistema poco relacionado con el exterior y que debía preocuparse sólo por mantener cautivo el propio mercado.A un año de la guerra

El profesor Perpiñá va más allá en su libro y contrapone la situación de los agricultores del interior, atados a cultivos poco rentables cuyos precios se fijaban además en la periferia, con la de los obreros industriales, cuyo trabajo o paro dependían de la buena o mala cosecha de los primeros, ya que éstos eran los compradores de los productos industriales. Sólo el Levante exportador contaba con cultivos de exportación rentables, los cuales, sustituyéndose unos a otros, según fuesen los precios internacionales, daban la única oportunidad de crecimiento a la economía española. "El desarrollo de la economía española no ha sido efecto de las medidas de autarquía, sino a pesar de las medidas de autarquía".

Sus palabras son significativas, por estar escritas sólo a un año de la contienda civil. "La alternativa de trabajo y paro originada por la directa dependencia de la industria de un solo mercado interior es una causa de perturbaciones obreras y un períodico refuerzo a los argumentos de los dirigentes de organizaciones sindicales. ( ... ) El terror de la vuelta al campo, la poca estabilidad de la ocupación son motivos de que el movimiento obrero reviste caracteres de anarquista más que de conscientes organizaciones de clase".

Una multitud de aspectos de la economía nacional son presentados y analizados en este libro de una forma breve y precisa. No nos podemos detener en todos ellos, por razones de espacio, pero destacaremos de pasada su análisis de la estabilidad de los precios interiores y de las fluctuaciones del tipo de cambio, ligadas al modelo estructural antes descrito o sus penetrantes palabras sobre la inexistencia de una banca catalana.

La valoración actual del libro De economía hispana proviene de haber superado "la dura prueba de la reedición", como ha dicho el profesor Ernest Lluch, nada menos que en 1952, 1972 y 1982.

La concepción de Perpiñá ha sido fundamentalmente válida durante tres décadas, hasta que el Plan de Estabilización y la liberación de los años sesenta añadieron, según palabras del propio autor (1968), dos fenómenos motores del desarrollo. "La intensificada movilidad espacial, que sitúa fuerzas de trabajo, antes ociosas, en los espacios adecuados, y las divisas ingresadas por la exportación de servicios turísticos que hacen posible unas importaciones de equipo antes imposibles. Sin embargo, mutatis mutandis, las realidades constatadas son fundamentalmente valederas y explican básicamente la estructura económica de España y las difíciles naturales condiciones de su productividad y dinamismo".

Después de la crisis que comenzó en los años setenta, con su proceso de desindustrialización, podemos decir que esta concepción aún es útil y válida en un planteamiento sectorial más que espacial. Los sectores exportadores, más que las zonas exportadoras, siguen cumpliendo con un papel similar al explicado por el profesor Perpiñá, aunque sobre este punto deben añadirse posteriores constataciones. Lo que queda fuera de toda duda es que estamos celebrando el cincuentenario de un libro clásico. La obra principal del autor que ha sido llamado por el profesor Fabián Estapé "el primer economista catalán del siglo XX".

Sería imposible enumerar aquí la enorme cantidad de artículos y libros escritos por el profesor Perpiñá en catalán, castellano y alemán, pero no podríamos acabar estas líneas sin mencionar alguna de las características y alguna de las anécdotas que hacen de Román Perpiñá un caso excepcional entre los economistas españoles.

Su conocimiento de las lenguas clásicas le ha permitido la aplicación de su reflexión sistemática a la descripción de hechos con significación económica que se pueden encontrar en autores clasícos como Séneca. Por esta vía, sus escritos adquieren muchas veces una dimensión de clasicismo que ha hecho que sea el único economista con una obra citada, como referencia explicativa, en una obra tan poco económica como es la Biblia de Montserrat.

En su obra podemos encontrar cosas tan diversas como la influencia del poeta Marius Torres, o como el análisis del desplazamiento de la importancia del comercio del Atlántico por el del Pacífico. Este estudio fue realizado en 1926, y lo utilizó Francisco Cambó en su declaración, durante las sesiones preparatorias de la Conferencia Económica Internacional de Ginebra de 1927.

Por todo lo expuesto se puede afirmar que el profesor Román Perpiñá Grau ha hecho realidad, con su obra, las palabras de Marshall, que a él mismo le gusta recordar: "Un economista ha de ser algo más que simplemente un economista".

es economista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_