Pechos al aire
En su edición del pasado día 11 de septiembre encuentro abierta una atractiva discusión en torno a que las mujeres tapen sus pechos o los dejen al aire para evitar desagradables contrastes cromáticos. Por un lado, un señor de Kenia dice que exponer los pectorales a su caída es falta de dignidad y costumbre que tiende a desaparecer en las tribus de su país, y por otro, un señor de Barcelona se queja de que en Televisión Española se haya sancionado a Sonia Martínez por enseñar las tetas, al desgaire y como distraída. Yo creo que me precipito escribiendo esta carta, porque falta alguna nota al respecto de Rosa Montero donde se diga que las tetas las debería llevar Vázquez Montalbán para que viese lo que incordian, o que en Kenia está arrasando el machismo de estirpe ibérica.Lo de los contrastes cromáticos comprendo que en Kenia lo tengan más que superado, pero una cosa es la dignidad del pezón altivo, y otra, la maternidad ambulante. Ahora bien, en lo que sí le doy la razón al señor de Kenia es en eso de que mastodónticas germanas de sabe Dios qué generación escondan las rodillas con el friso de sus domingas o apoyen en el aburrido pezón las agujas de hacer calceta.
Eso es algo como dejar constancia pública de las erosiones de la vida marital, y en todo caso puede parecer muy digno a la señora que muestra semejante escaparate, y a su marido, también. Y como en un país democrático no vamos a hacer que la Guardia Civil regale sostenes a las gordas cuando atraviesan la aduana y tampoco nos vamos a privar de la inofensiva estética de la naturaleza, que todo es arte, pues reservemos la dignidad para el mantenimiento de la textura, cosa que se hace en invierno, y dejemos las decencias para gobernantes oscurantistas, que no son precisamente los de Kenia ni los de España.-
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