Medel afirma que el 'bonometro' podrá ser utilizado a la vez por varios usuarios

El bonometro, billete valedero para 10 viajes, que a un precio de 410 pesetas comenzó a venderse el pasado 1 de agosto, podrá ser utilizado por una o varias personas "pues la filosofía con la que se creó es similar a la que se aplica con el bonobús", manifestó ayer Valentín Medel, presidente del Consejo de Administración de la compañía. Horas antes un portavoz había confirmado que las instrucciones de utilización del bonometro impiden su utilización por más de una persona en aplicación de la ley de Ferrocarriles, que dice que todos los billetes han de ser personales."Si es cierto que el bonometro actualmente sólo puede ser utilizado por una sola persona y trayecto en cumplimiento de una ley que no preveía las nuevas tarjetas, tendremos que dejar en suspenso esta ley" manifestó Medel. "Lo que queremos es que todos los viajeros puedan demostrar que tienen un título de transportó a lo largo de su viaje. Por eso si una persona invita a un amigo o a un familiar no puede salir en una estación anterior llevándose el bonometro porque dejaría a su invitado sin posibilidad de demostrar que ha pagado".

Tarjeta personal

Esta postura contrasta con la expresada por fuentes de la compañía para las que la creación del bonometro, con un precio por viaje nueve pesetas inferior al que tiene el billete suelto, "tiene como objetivo beneficiar al usuario habitual, por eso es personal".La creación del bonometro fue la novedad de la última subida tarifaria. El billete, de un tamaño normal y con una banda magnética en su cara posterior, lo facilita de dos colores la taquillera, según vaya a ser utilizado en ese momento -en ese caso es anaranjado y la empleada lo sella el primerviaje- o se compre para una futura utilización, en cuyo caso es blanco.

Al comienzo de la implantación surgieron diversos problemas que la Compañía Metropolitano cifró en un 4 por 1.000, proporción que fue reducido a un 1 por 1.000 tras ser retocadas las máquinas.

Los fallos más comunes han sido el doble y hasta triple picado de los bonos o la invisibilidad, en algunos casos, del número riegistrado por el torno de entrada que indica que el billete ha sido utilizado.