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Un personaje misterioso

Nur Misuari, de 45 años, es el jefe y uno de los fundadores del Frente de Liberación Nacional Moro (FLNM), y la figura que ha logrado la unión de los grupos guerrilleros que luchan en el sur de Filipinas, desde hace 14 años, por la constitución de un Estado independiente en esta zona del país.Se tienen muy pocas informaciones sobre la personalidad y vida privada de Mísuari, que fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Filipinas. Incluso sus amigos y más próximos colaboradores no saben si el dirigente independentista está casado. Misuari regresó a Filipinas la pasada semana para acudir a la entrevista que celebró ayer en el sur del país con la presidenta Corazón Aquino, tras haber permanecido exiliado varios años en Oriente Próximo.

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Sus amigos describen a Misuari como un hombre tímido e introvertido, muy nacionalista y que siente un gran orgullo por su condición de musulmán. Durante su época estudiantil mantuvo contacto y amistad con muchas personalidades izquierdistas, pero nunca apoyó, al menos públicamente, ni la ideología marxista ni el fundamentalismo íslámico.

"Era tímido, tranquilo, reservado y hablaba en tono bajo; nunca supusimos que pudiera ponerse a la cabeza de un movimiento", afirma Julie Sison, esposa de el ex jefe del partido comunista filipino Jose María Sisón. Misuari y Sison fundaron las Kabatuang Makabayan (Juventudes Nacionalistas), una organización que dirigió numerosas protestas contra el dictador Ferdinand Marcos a finales de los años sesenta y principios de los setenta.

Misuari pasó a la clandestinidad tras la imposición de la ley marcial en 1972, y desde entonces hizo apariciones publicas esporádicas en diversos países de Oriente Próximo. Por esas fechas, Misuari ya había logrado unificar las numerosas tribus y facciones musulmanas en el marco del FLNM y se había puesto al frente de la lucha para la creación de un Estado independiente en la isla de Mindanao.

Misuari y Marcos firmaron en 1976, en Trípoli (Libia), un acuerdo para poner fin a la guerra que, según los dirigentes guerrilleros, ha causado la muerte de unas 300.000 personas. Dicho acuerdo incluía la creación, de 13 regiones autónomas, que debían estar gobernadas por un consejo ejecutivo con sus propias leyes, poder judicial y policía. La guerrilla musulmana, sin embargo, no depuso las armas tras acusar al régimen de Marcos de violar el acuerdo con la imposición de una administración sin ningún poder efectivo.

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