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El cese de Verstrynge

LA VANGUARDIAUna vez más, Manuel Fraga ha hecho gala de su bien ganada fama de hombre temperamental y autoritario al destituir de modo fulminante en el cargo de secretario general a su joven delfín, Jorge Verstrynge, principal inspirador de la idea de promover al líder conservador como candidato a la alcaldía de Madrid en las elecciones del próximo año. Fraga ha vuelto a casa dispuesto a poner orden en la familia y a dejar bien claro que sigue mandando en Alianza Popular y que no tiene intención alguna de arriesgar su carrera política por la alcaldía de la capital del Estado. Con su proverbial carácter, Fraga ha querido dar carpetazo a la tormenta veraniega en la que quien más quien menos de su partido se permitía opinar sobre su futuro político, con independencia de sus propios planes y deseos. El puñetazo que sin duda Fraga debió dar sobre alguna mesa de su residencia estival de Perbes, en agosto, se ha hecho oír finalmente en su despacho de la calle de Génova, en Madrid.

En una primera impresión, parece que Verstrynge ha subestimado la forma física y la moral del líder conservador, tras su derrota electoral y la ruptura con, el PDP, y, al mismo tiempo, ha sobrevalorado su propio papel como secretario general y la oportunidad de liderar el proceso de renovación interna auspiciado por un sector joven del partido. ( ... )

Uno de los grandes enigmas a clarificar en este espectacular revolcón consiste en averiguar por qué una persona con estas características se lanza a impulsar una operación tan claramente orientada a poner a prueba el liderazgo de Fraga y, eventualmente, a abrir el proceso de su sucesión. La contundente respuesta de Fraga no deja lugar a dudas sobre su firme voluntad de seguir siendo lo que es, en contra de quien sea.

( ... ) En todo caso, la grave crisis en la cúspide de AP supone un nuevo y grave revés para la estabilización de la derecha política española, después de su fracaso en las urnas y de la ruptura entre conservadores y democristianos. Visto desde otro punto de vista, es también una consecuencia inevitable de ambos hechos y hasta un coste necesario para la renovación y modernización definitiva de la alternativa al socialismo. El matiz es que, sea cual fuere el escenario y el proceso a seguir, Fraga parece firmemente decidido a seguir siendo el principal protagonista de todo ello, a sabiendas de que, por encima de todo, sigue siendo el único líder con carisma popular para imponer su autoridad. Ésa es, al mismo tiempo, su fuerza y su mayor riesgo.

, 3 de septiembre

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