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GENTE

Georgina Arkle,

ciudadana británica, consiguió que un policía de servicio nocturno del condado de York se mantuviese ocupado durante una hora persiguiendo a un intruso particularmente desagradable y peculiar: un ratón. Con los nervios alterados, la señora Arkle llamó a la comisaría a las dos de la madrugada para pedir que sacaran de su casa a un roedor que había dedicado la noche a pasearse por su cama.

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