Inma de Santis
Una actriz premiada por el primer cortometraje que ha dirigido
Desde los cinco años hasta hace nueve, Inma de Santis intervino en 22 películas. Desde 1977 no ha actuado en ninguna. La razón es que los guiones que le ofrecían entonces o bien estaban en una línea frívola -era la época de la permisividad respecto a los desnudos- o buscaban en ella a la ingenua adolescente.Esa imagen ha constreñido a Inma de Santis. "Estaba harta de ser la frágil, la tímida, la pasiva", dice categórica. Y dejó de actuar en el cine, aunque no ha abandonado la televisión -hoy se repone en TVE-1 la obra de Lauro Olmo La pechuga de la sardina, en la que participa-, y el teatro, donde ha conseguido interpretar personajes muy distintos y demostrar su versatilidad, según dice. Su último papel fue en El castigo sin venganza, de Lope de Vega, y próximamente actuará en una comedia de Ana Diosdado.
En esa etapa de alejamiento del cine como actriz ha tenido tiempo para hacer muchas cosas. Obsesionada por la técnica del medio audiovisual, estudió en la facultad de Ciencias de la Informacíón de Madrid, en la rama de Imagen. Hace tres años que terminó y se propuso dirigir. Fue anotadora en dos cortometrajes y el año pasado realizó en 35 milímetros Eulalia, filme de 15 minutos que acaba de obtener el premio extraordinario del IX Festival de Cine Independiente de Elche, dotado con 250.000 pesetas.
La imagen de fragilidad que sigue teniendo Inma de Santis, que hace que calcular su edad correctamente resulte bastante difícil, se rompe cuando cuenta el proceso de producción y financiación de Eulalia, que ha costado dos millones de pesetas.
Como cualquier desconocido lanzado a la aventura, aunque disponiendo de las facilidades lógicas consecuencia de pertenecer al mundillo artístico, la actriz le pidió un quiosco prestado a una señora para rodar, buscó localizaciones, quedó con actores amigos que actuaron gratis, vendió su proyecto a una productora, y durante cuatro días de sesiones maratonianas rodó su cortometraje. "El esfuerzo fue más fisico y mental que económico", dice.
Es curioso observar en Inma de Santis su falta de afectación. Con Antonio Giménez-Rico había trabajado como actriz en un capítulo televisivo de Página de sucesos. Y la actriz, sin darle importancia al cambio, acaba de ser la anotadora en la película recién dirigida por este director, El disputado voto del señor Cayo. Pronuncia con toda naturalidad la palabra meritoriaje, aplicándola a lo que está haciendo para comprender los mecanismos técnicos del cine. Ahora escribe el guión de otro cortometraje.
Cuando rodaba la escena final de Eulalia, Inma de Santis le dijo al actor Pedro del Río, quien también ha sido premiado en Elche por su labor en este cortometraje: "Venga, Pedro, vamos a hacer el último plano". Y Pedro del Río le gritó en broma: "¡No!, sé que no va a ser el último plano, ni tú eres una niña tímida, ni eres rubia ni tienes los ojos azules". Se refería a que la fragilidad de Inma de Santis es de armas tomar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.