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Jaime Mesía respalda la versión de los agentes que investigaron el atraco a la joyería Relobert

Jaime Mesía Figueroa, nieto del primer conde de Romanones y presuntamente implicado como intermediario en el atraco cometido en enero de 1985 en una sucursal de Banesto (1.200 millones de botín), testificó a favor de la declaración policial en la investigación sobre un atraco a la joyería Relobert, de Madrid, donde fueron robados 65.811.322 pesetas, efectuado el 20 de septiembre de 1979. La declaración judicial de Mesía respalda la versión de los policías que investigaron el caso, entre los que se encuentran el comisario Francisco Javier Fernández Alvarez, actualmente en prisión por su presunta implicación en la desaparición de Santiago Corella, alias el Nani y el inspector Adelardo Rafael Martínez García, sobre el que pesa otro auto de prisión por supuesta implicación en el atraco al Banesto.

Los policías que investigaron el atraco a Relobert explicaron que habían encontrado una máquina fundidora de oro en la finca de Antonio Valdaliso Batanero, hermano del funcionario de Justicia Adolfo Valdaliso. Éste fue detenido al considerarle estos policías la persona que pretendía fundir las joyas robadas. Mesía asegura que entregó esa fundidora a Adolfo Valdaliso, a petición de este último. Valdaliso declara que Mesía -que fue propietario de una fábrica joyera- le entregó efectivamente una máquina, pero no la que dicen los policías sino una más pequeña, y que lo hizo como favor personal porque aquel no tenía sitio para ella.El 30 de octubre de 1979, 23 miembros de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid, adscritos a los grupos III, IV y X, se presentan en la finca La Cruz de los Alcores, situada en San Andrés de Congosto (Guadalajara), propiedad del hermano de Adolfo Valdaliso Batanero.

Entre estos agentes se encuentran el comisario Fernández Álvarez y el inspector Martínez García.

Los policías detienen a Adolfo Valdaliso y a los familiares que se encontraban con él, y registran la finca. Los agentes encontraron en una de las habitaciones "una voluminosa máquina, de las que se utilizan para fundir oro, de un peso aproximado a los 200 kilos", según señala un informe de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid.

A partir de entonces, Adolfo Valdaliso fue acusado de ser el perista (comprador de joyas robadas para revenderlas) de una banda que el 20 de septiembre de 1979 había atracado la joyería Relobert, de la calle Ortega y Gasset, en Madrid. El botín que se obtuvo en este atraco fue de 65.811.322 pesetas, según declaró el dueño del establecimiento, José Constantino Loeda Trigo, quien reclamó en un escrito al juez que le faltaban por recuperar 42 millones en joyas, tras los registros policiales efectuados a los supuestos implicados.

La defensa de Valdaliso, representada por el abogado Antonio Cases, asegura en un escrito remitido al Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid -que tramitó las diligencias hasta que las remitió a la Audiencia Provincial- que la máquina fundidora de oro a la que hace referencia la policía "jamás ha existido". "Nos atrevemos a afirmar que esa máquina de fundir metales no llegó a salir de la Dirección General de la Seguridad", añade el abogado en su escrito. La declaración de los policías se apoya en otra realizada ante el juez por Mesía Figueroa, quien asegura que Adolfo Valdaliso le pidió una máquina fundidora porque la necesitaba.

Mesía llevó una máquina a la finca de Guadalajara "media hora o una hora antes" de que los policías registraran la casa, según admite en sus declaraciones Valdaliso. Sin embargo, Valdaliso señala que fue Mesía el que le pidió que se quedara con la máquina.

"Caso Banesto"

Mesía Figueroa, a quien el abogado Cases califica de confidente policial, se encuentra procesado en relación al atraco a una sucursal de Madrid del Banco Español de Crédito (Banesto), efectuado en enero de 1985, por ser el presunto intermediario entre los delincuentes y la supuesta mafía policial.

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