Cayetano Martínez de Irujo

Se considera una persona sencilla, simpática y tímida. "La timidez a veces me hace entrar con la cabeza alta y la mirada lejana en los sitios. donde hay gente que me reconoce. Entonces piensan de mí que soy un estirado, pero no es cierto". Cayetano Martínez de Irujo es, a sus 23 años, miembro del equipo español de hípica y protagonista habitual de las revistas del corazón, aunque asegura que este acoso de la Prensa no le deja concentrarse en la pista y le perjudica en sus resultados deportivos.

"Monto a caballo desde los cinco años, como todos los miembros de mi familia. Me enseñó Florián Cortijo, un hombre que lleva en casa 40 años con nosotros. Él fue quien me inculcó la afición, aunque a todos los miembros de mi familia siempre nos han gustado los caballos. Mi abuelo tenía ejemplares de polo, mi madre todavía monta, aunque sólo pasea y mi hermana Eugenia tiene también una gran afición, pero al ser chica mi madre no le hace mucha gracia que se dedique a la hípica de una forma tan seria como yo". Hace siete años debutó con el equipo nacional júnior en Milán. Fue allí donde le entró el gusanillo de la afición y cuando decidió dedicarse de lleno a la competición.Tiene tres caballos. Uno, joven; los otros dos son de los mejores ejemplares de la hípica nacional, Ti Amo y Kaoua. Este último lo adquirió por varios millones de pesetas a otro jinete español, Alberto Honrubia, gracias a la ayuda de un patrocinador, que en este caso fue el dueño de la discoteca de Madrid Joy Eslava "Mantenerse en primera fila en este deporte y tener buenos caballos es muy caro. Yo puedo hacerlo porque los tengo en mi casa. Mi madre me ayuda bastante; por ejemplo, proporcionándome la comida de los caballos, que viene de las fincas de mi familia. Eso sí, yo corro con los gastos de los concursos". Cuando comienza la temporada monta su particular circo ambulante y con sus caballos se marcha a recorrer media España: Jerez, Madrid, Barcelona..., luego algún concurso fuera de nuestras fronteras para volver más tarde, al filo del verano, e iniciar la gira del norte.

"Cuando se sale a competir se pasa muy mal y los nervios están siempre a flor de piel, pero sobre todo en España, porque el público de aquí es terriblemente duro. En el extranjero, salgo a la pista más tranquilo". Además, y desde hace algunos meses, al igual que su compañero de equipo Luis Astolfi, se ve rodeado allí por donde va de una nube de fotógrafos. "No entiendo muy bien por qué se preocupan tanto por mí últimamente. Lo cierto es que es difícil concentrarse en la pista cuando ves a lo lejos tantas cámaras fotográficas, y eso va en perjuicio de nuestros resultados deportivos".

En el último año compagina su faceta de jinete, con la de relaciones públicas de Ralph Lauren, una marca de ropa de hombre; y quienes le han visto trabajar dicen de él que es todo un profesional. Además, y por si fuera poco, ha abierto recientemente, con su hermano Jacobo como socio, un gimnasio en la madrileña plaza de Manuel Becerra.

Cuando se le pregunta si tiene tanto éxito con las chicas como parece, se ríe y dice: "Sí, la verdad es que en este tema estoy contento, no me puedo quejar. Tengo suerte con las mujeres". Pero no puede evitar con cierto sonrojo ser elegido, junto con Miguel Bosé y Arturo Fernández, como uno de los hombres mejor peinados. "No sé corno me han elegido a mi; si yo nunca me peino".