Entre la agonía y la esclavitud

Miles de hombres entran diariamente al pozo acompañados del lento traqueteo de las vagonetas donde el mineral espera con la quietud del poderoso ser arrebatado de su escondite. Al cabo de pocos años, los mismos conservarán de por vida el sucio estigma del carbón en sus pulmones, en una enfermedad irreversible llamada silicosis. Pese a todo, cada día se da gracias al Todopoderoso por aplazar la consecuencia última de la vida.

El último accidente minero, ocurrido el pasado día 5 en una pequeña mina del pueblo leonés de Serrilla, en el que murieron dos trabajadores por una explosión de grisú, ha provocado que el Gobierno autónomo castellano-leonés lance una seria llamada a los empresarios del sector para que extremen al máximo el cumplimiento de las medidas de seguridad laboral con la amenaza implícita de clausurar en el plazo de un mes todas aquellas explotaciones que no cumplan tales requisitos.El análisis de las causas del siniestro puso de manifiesto las precarias condiciones de seguridad existentes en la mina. La empresa Carbones Orzonaga, propietaria de la explotación, que cuenta apenas con 30 trabajadores, no había llevado a cabo el obligado proyecto de ventilación, y la circulación por el pozo plano carecía de disposiciones internas de seguridad, según el propio informe elaborado por Industria. El temor ahora está en que la situación de esta mina no sea un caso aislado, ya que el 80% de las 174 empresas mineras de León (con 13.000 trabajadores) mantiene una plantilla inferior a las 50 personas, que tan sólo producen el 11 % del carbón de la provincia, pero donde se localiza la mayor parte de los accidentes laborales mortales.

El director general de Industria del Ejecutivo autónomo, Eduardo de la Orden, reconoció después de producirse el accidente de Serrilla que éste había sido un siniestro tercermundista, y basó su reciente decisión en "una obligación moral de la Administración".

La Asociación de Empresarios de Minas de Antracita de León se nutre principalmente de pequeños empresarios del sector, ya que las grandes empresas -con un total de 8.000 trabajadores y un 55%. de la producción- no están afiliadas a esta federación. El Banco de Crédito Industrial habilitó el pasado año una línea de créditos a bajo interés que posibilitara la ejecución de las 2.746 prescripciones de mejora minera dictadas al respecto.

La iniciativa bancaria se puede dar por fracasada, ya que ningún empresario solicitó información al respecto, según las mismas fuentes.

En los denominados chamizos, dicha metodología es nula ante la ausencia total de estructuras, tanto técnica como financiera y de seguridad. La edad media de los mineros no supera los 35 años, y el aprendizaje se inicia al compás del primer día de trabajo en condiciones calificadas por De la Orden como de "propias del tiempo de los esclavos".

Mientras los dirigentes obreros continúan insistiendo en la necesidad de una reordenación del sector que acabe de una vez por todas con el minifundismo minero y la alta siniestralidad provocada por éste, los empresarios se limitan a desgranar la lista de pérdidas económicas producidas en su opinión por las recientes mejoras introducidas en el Estatuto de los Trabajadores, que reducen entre otras cosas el antiguo y dilatado horario del minero.