Italia se reencontró consigo misma
La selección italiana evitó ayer, en su última oportunidad, convertirse en el centro de una polémica nacional por su mediocre rendimiento en este campeonato. Por fin, su triángulo mágico, Marzorati-Magnifico-Riva, funcionó y, con él, lo hizo todo el equipo.Los nervios pudieron con los jugadores suramericanos, incapaces de superar la fuerte defensa italiana. Fue un duelo entre defensas, pero con una diferencia: Italia supo utilizar mejor sus recursos atacantes, pero el equipo argentino falló en el tiro y en el rebote.
Ya en la primera parte Italia se escapó en el marcador con un 38-31 final. La razón de este resultado estuvo en el excelente rendimiento de Riva, considerado como uno de los mejores aleros de Europa, que resurgió ayer tras un Mundial jugado muy por debajo de su nivel. Riva, operado de rodilla dos veces en el último año, rompió los esquemas defensivos argentinos con lanzamientos desde fuera. Dentro, Magnifico se bastaba para dominar en el rebote a los dos pivots argentinos. Para completar el triángulo mágico, Marzorati acertó a dirigir al equipo con velocidad en el ataque.
En la segunda mitad, además, quedó demostrado que Meléndez se había equivocado al no contar con Héctor Campana, que no jugó ni un solo minuto en los primeros 20. Campana rompió con acciones individualistas la ordenada defensa italiana y consiguió 20 puntos. Con él, Argentina logró acercarse hasta seis puntos (58-52), pero Magnifico, ya con cuatro personales, metió el dedo aún más profundamente en la herida argentina, los rebotes, e impidió cualquier posible reacción.