España encontró la 'chispa' frente a Panamá

ENVIADO ESPECIAL, España, que ganó por 55 puntos de ventaja, comenzó a sacar chispa en su juego y mostró ante Panamá su mejor imagen en este campeonato. Más que un partido, fue una sesión de terapia. Siguen evidenciándose tensiones, sigue faltando un hombre que tome el mando anímico de la plantilla, pero al poder emplear la ansiada velocidad, su droga preferida, el panorama puede ser tranquilizador por unas horas. La prueba principal llegará hoy, ante Brasil. De la terapia salió una buena defensa, de lujo en algunos instantes, por lo que Panamí sólo hizo 27 tantos en el último período. Y Villacampa, el que más dialogó consigo mismo, consiguió relajarse.

Quizá sea procedente, para ir solucionando cosas según avancen las fases, que el banquillo empiece a sentir con más fervor el partido y que los jugadores dialoguen mejorsobre la cancha. Ayer secruzaron, por vez primera, buenos pases y en el rostro de muchos de ellos comenzó a reinar la sensación de que empiezan a degustar el juego. Todos tuvieron oportunidad para practicar la terapia, a todos les llegó su. turno.

Panamá no tenía otra posibilidad para seguir adelante que derrotar a España. Contaba con una desventaja, su falta de tiradores, que podía igualar si conseguía que España siguiera anclada en porcentajes tan mediocres como los de los partidos iniciales. Pero, como los hombres se van calentando, las buenas posiciones de disparo se han aprovechado mucho mejor. Tras un balbuceo inicial, en el que Margall falló varios intentos de tres puntos cuando se encontraba sin defensor, todos fueron ajustando sus lanzamientos hasta llegar, en la segunda mitad del primer tiempo, a un correcto aprovechamiento de las jugadas de ataque.

Un pequeño favor

Frank Holnes, técnico panameño, hizo un pequeño favor al sentar durante un buen tiempo a sus dos hombres más efectivos, el dúo reboteador formado por Frazer y Butler, pareja que había quedado en inferioridad ante los pívots españoles, más aguerridos ante la circunstancia de una mejor competencia. Estaba claro que a ciertos jugadores se les atraganta jugar en superioridad de altura. Pero sin Frazer y Butler la superioridad se hizo patente. Arcega y Jiménez, como pareja de recambio, llegaron a mostrar un dominio casi absoluto debajo de los tableros. Holnes fue todo un amigo al tomar esa decisión.

Con el rebote a favor, los porcentajes de cada jugador en su sitio y Creus dirigiendo el juego con soltura, amaneció el deseado contraataque y, con él, los tantos más espectaculares y el equipo pudo coger ritmo, chispa, la queja principal de todos los componentes de la selección. Estaban empezando a sentir síntomas de agarrotamiento, de tensión. Murmuraban la vecindad de algunos problemas. Necesitaban dejar de hablar de lo mal que estaban jugando. En esa tesitura, el juego alegre de Panamá pudo servir de reconstituyente.

Por eso, encaramados tras los 20 puntos de diferencia, los jugadores pudieron disfrutar de 20 minutos de juego. Algunos pudieron ir encontrándose a sí mismos, como Solozábal, preguntándole a su muñeca desde más allá de la línea de 6,25, o Arcega, midiendo su fortaleza y fiereza ante jugadores negros. Arcega estuvo dominador toda la tarde y recuperó rebotes difíciles, de los que hay que buscar con los ojos cerrados.

Más duro fue el diálogo para Villacampa, quien recibió la solidaridad de sus compañeros, conscientes de que este valioso jugador necesitaba encontrarse rápido. De todos estos diálogos, no podía extraerse, naturalmente, un buen texto porque se trataba de preguntas salteadas cori respuestas muchas veces sin hilación. Pero pudo ser valioso, aunque algún estadístico levantara las manos de asombro al comprobar que España hizo en. ocho minutos de la segunda parte un porcentaje del 20% (cuatro canastas de 20 intentos). Varios cambios a la americana sirvieron para que todos entraran en la terapia. Más de uno salió algo restablecido de la sesión. Y el público disfrutó y terminó rindiendo un aplauso unánime a los jugadores.