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MUNDOBASKET 86GRUPO D

Drazen Petrovic, 45 puntos, irritó al público

Drazen Petrovic no podía pasar por Tenerife sin exhibir la faceta irritante en su forma de jugar Hasta ayer el público no había podido conocer al verdadero Petrovic. En sus primeros encuentros la joven figura yugoslava se había comportado de manera inusual, limitándose a mostrar con cuenta gotas su excepcional calidad, y había dejado oculta su forma más áspera e irritante de juego.Petrovic convirtió ayer el partido frente a Holanda en un duelo similar a los del Real Madrid y el Cibona. Desde el inicio del partido el público comenzó a chillarle y no paró durante todo el encuentro, pero eso fue lo peor que pudo hacerle a la selección holandesa. Petrovic confirmó al final del partido que juega mejor cuando el público está enfadado con él y ayer consiguió anotar 45 puntos y cinco intentos triples, convirtiéndose en el máximo anotador del partido. Pero, pese a él, Yugoslavia venció con más dificultades de las previstas. El marcador reflejaba al final del encuentro el tanteo de 95-74, pero en el descanso Yugoslavia sólo contaba con una victoria parcial de siete puntos (54-47).

Holanda comenzó muy bien. Su juego ha mejorado desde el último Campeonato de Europa a pesar de que muchos de los jugadores no están de acuerdo con su entrenador.

Inicialmente, los dos equipos defendieron en individual, justo la defensa que más le gusta a Petrovic. Yugoslavia intentó marcharse rápidamente en el marcador, pero esta vez Cosic no pudo dejar en el banquillo a las piezas claves de su equipo en la segunda mitad. Holanda, por su parte, intentó mantener una diferencia de puntos en el marcador que no sobrepasase los cinco, pero los lanzamientos desde 6,25 metros de Petrovic al final del primer tiempo elevaron a siete una diferencia que en la primera mitad no había pasado de cuatro.

En la segunda Yugoslavia dejó claro que aspira a llegar a la final de Madrid. Petrovic consiguió otros tres triples y la diferencia se fue alargando hasta los 21 puntos del final. Holanda notó el esfuerzo de la primera mitad e intentó con una tímida presión rebajar la diferencia, pero ésta se mantuvo ante la desesperación de un público que deseaba el fracaso de Petrovic.

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